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dissabte, 15 de novembre del 2014

STEVIE WONDER: segunda parte de su biografía.


Para encontrar la primera parte de la biografía de Stevie Wonder hacer click aquí:

BJÖRK. Capítulo II: una vaca islandesa de cuento y Stevie Wonder.

*El dúo productor, constituido por HAL DAVIS y MARC GORDON, en primer lugar. Supongo que querían recrear en el estudio la frescura que aupó al éxito “Fingertips”, grabada, recordemos, en directo. Fracasaron en el intento, pero en un futuro se convirtieron en productores destacados dentro de Motown. Como otros grandes técnicos y/o músicos que trabajaron para Berry Gordy, Jr. su paso por la historia de la música está como semiborrado, como las famosas fotos manipuladas de Stalin en las que se iban eliminando personajes públicos según iban cayendo en desgracia. Apenas hay información en internet de ambos músicos. Empezando por Hal Davis, la entrada de wikipedia, como suele ser habitual, es una vergüenza. No dice ni donde nació, aunque sí la fecha: 1933. Hay alguna foto perdida por ahí, de una atractivo mulato de ojos claros (en la de discogs.com parece directamente blanco, con el pelo peinado para atrás).

Y está esta foto de los dos productores con Marvin Gaye, viva demostración de que "Hey harmonica man" fue el principio de una relación más prolongada con Motown:


Marc Gordon, Marvin Gaye y Hal Davis. fuente: http://www.fineprintheroes.com
Por no hablar de la que le dedican a su compañero Marc Gordon: ninguna. En http://faac.us/adf/messages/2/212333.html, un foro musical, hablan algo de él a raíz de su muerte, ocurrida en 2010, “después de una larga enfermedad”. Fue mánager a finales de los 60 de los olvidables The 5th Dimension. También fue el descubridor ya en los 70 de los aún más infames Tony Orlando & Dawn. El bubblegum pop no sería el mismo sin él, desde luego.

Antes de patrocinar música infecta trabajó duro con su compañero Hal Davis en el mundo del soul. Ambos tenían un estudio de grabación en Sunset Boulevard, Los Ángeles, donde grabaron en 1963 varios singles de cantantes de soul. Una de las artistas que grabaron fue Brenda Holloway. Según el libro Motown: The Golden Years: More than 100 rare photographs, escrito por Bill Dahl, ambos aprovecharon la presencia de Berry Gordy, Jr., en la ciudad, en la que asistía a una “Convención de disc jockeys”, entiéndase esto de la peor forma posible, me temo (un lugar donde untar a los disc jockeys para que pinchen a tus artistas), para presentarle una grabación de Brenda. El capo de Motown encontró a la artista adecuada para Motown y la fichó y, de paso, entró en arduas negociaciones con el dúo con el objetivo de convertirlos en los responsables de una nueva división de la compañía de Michigan en la soleada California. Muchas reuniones mediante desembocaron en acuerdo.

A pesar de este arreglo, según el mencionado libro aún Hal Davis se pasó muchas noches en blanco produciendo canciones para sellos “ahora olvidados”.

Pero la experiencia de Davis es anterior a la aventura angelina. Recordemos que a la altura de 1963 ya tenía 30 años. Según discogs.com en 1961 aparece acreditado como coautor de una canción para la cantante LORRI RUDOLPH. La editaba Tri-Phi Records, sello detroitiano fundado por alguien que mencionábamos antes, Harvey Fuqua, recordemos, cantante en los Moonglows y jefe brevemente de Marvin Gaye. Todos los implicados, excepto Lorri, presencia fugaz en la historia de la música, acabaron en Motown.

Al años siguiente le tenemos como autor de la cara B del single “Moments / I can”, de la cantante soul JENNELL HAWKINS, publicado por el minúsculo sello angelino Amazon Records. ¿Fue entonces cuando Davis se mudó a Los Ángeles?

Jennell llevaba años implicada en la escena doo-wop y rhythm & blues de la ciudad, sin mucho éxito. De muy jovencita (había nacido en 1938) entró a formar parte de un grupo de doo-wop en el que militaban varios compañeros de instituto, llamado THE FIDELITONES. Sería por 1954 según allmusic.com. Entre ellos estaba nuestro Marc Gordon. Y ocho largos años más tarde, de oscuridad para Jennell y Gordon, al menos en Internet, encontramos a Davis escribiendo a la cantante un single. Quizá ella fue el nexo de ambos productores, que se conocieron entonces con ocasión de esta producción.

En 1963 Gordon y Davis se toparon con Motown y el resto es historia, más o menos.

Dos fotogramas de "Beach party". fuente: http://www.pinterest.com/go/

Ese mismo año Gordy les encomendó la grabación de un LP de Stevie Wonder, ya sin el Little. Había despachado al pequeño a California, un lugar idóneo para la jugada que planeaba para su joven pupilo: convertirlo en un producto multimedia, digamos, al hacerle aparecer en películas musicales para adolescentes que, a su vez, servirían de trampolín para las ventas del disco con las canciones de la película de rigor. O algo así. Así, se deja ver, acelerado como si tuviera un indigestión de azúcar (según Motown: The golden years, de Bill Dahl) en “Beach party” y “Bikini beach”, películas protagonizadas por dos estrellas musicales del momento, del ala dulzona y comercial, Frankie Avalon y Annette Funicello. En estos subproductos oímos cancioncillas, algún éxito surfero, obviamente algún tema de Stevie, y vemos cómo, por alguna cruel estrategia de los inventores del engendro, Frankie y Annette van vestidos y peinados como si fueran los padres de los esculturales extras contratados para menear el culo y lucir palmito alrededor de ellos.

*Los dos siguientes culpables del traspié con “Hey harmonica man” son el dúo compositor del tema, es decir, LOU JOSIE y MARTY COOPER.

Ambos eran blancos pero, al menos Cooper, muy ligado al mundo del rhythm & blues.

Lou Josie nació en 1938 en Medina, Ohio.

Lou Josie. fuente: http://whitedoowopcollector.blogspot.com.es

Según http://www.rockabilly.nl/references/messages/lou_josie.htm, con 20 años (1958) se convirtió en guitarrista de sesión en un estudio de grabación de Cleveland, cosa que aprovechó para grabar a su nombre unos singles de rockabilly, que no tuvieron repercusión. En vista del escaso éxito a partir 1959 se limitó a escribir canciones para otros, siempre según el libro Motown: The golden years.

En cambio, según discogs.com las andanzas de Josie fuerton más fructíferas que todo eso: estuvo en el grupo B. BUMBLE & THE STINGERS, dedicados entre 1961 y 1963 a hacer versiones instrumentales en clave rock & roll de temas de procedencias varias. Una de sus canciones, “Nut rocker”, llegó a ser todo un número 1 en las listas británicas en 1962. En esta canción se juntaban Tchaikovsky y otro personaje ya mencionado en el capítulo 2 dedicado a David Bowie, Kim Fowley, recordemos, vinculado durante algún tiempo a Paul Revere & The Raiders, y enchufado a la industria del pop más comercial desde su guarida angelina. B. Bumble & The Stingers fueron una influencia clara en Paul Revere & The Raiders, quienes, recordemos también, tuvieron sendos éxitos con revisiones pop de melodías sacadas de la música clásica.

En realidad, aunque se había mudado a Los Ángeles en 1961 Josie sólo se incorporó a B. Bumble después del éxito de “Nut rocker” (http://www.rockabilly.nl/references/messages/lou_josie.htm). A su llegada a la ciudad conoció a JAN DAVIS, responsable de B. Bumble, guitarra de sesión, compositor y arreglista con el que formaría tándem creativo. Ese año, 1961, marcaría también el principio de la relación artística con el cuarto eslabón de esta historia, Marty Cooper. Lo veremos con más detalle.

*En cuanto a Marty Cooper hay todo un artículo súper erudito, aunque algo desordenado, dedicado a su persona, http://www.spectropop.com/MartyCooper/, que es una auténtica mina.

Marty Cooper. Portada de un recopilatorio con sus canciones de los 70.

Nacido en Denver, Colorado, se mudó en su adolescencia a Los Ángeles. Buen sitio para vivir para un freakie de la música, pues era uno de los focos más importantes de grabación de rhythm and blues y pop a finales de los 50. En sus años universitarios (en el instituto aún, según allmusic) mandó unas demos a sellos discográficos para tentar la suerte y la hubo: vio un primer single editado en 1958, sin éxito, por el sello Crest. Se trataba de “Can’t walk ‘em off”. No había terminado la carrera de administración de empresas cuando puso rumbo a Hollywood, donde conoció a futuras eminencias de la escena pop, como Lee Hazlewood, Sonny Bono o Jack Nitzsche. Creó su propia editorial y abrió una oficina, y se dispuso a proseguir su asalto a la fortaleza del éxito, con, desde luego, argumentos mucho más profesionalizados que la inmensa mayoría de aspirantes a algo en el negocio musical, en esa época y en cualquier otra.

En 1959, Cooper, enamorado de la música negra y jovenzuelo inconsciente se metió en un club negro para hablar con un cantante de rythm & blues que le encantaba, Bobby Day, nacido Robert Byrd. Day había entrado en las listas de rhythm & blues por entonces, con algún éxito mediano. Ante la extrañeza del cantante este jovencito blanco le pregunta si conoce a algún artista interesado en grabar una canción con él. Lo raro es que la estrategia funcionó: en dos semanas Day le mandó a BOBBY RELF, joven cantante introducido en la escena doo wop angelina, y miembro de su grupo; Cooper le grabó un disco, “Valley of hope”, que en 24 horas ya había vendido a un sello discográfico. La relación con Bobby Day sería recurrente en los años sucesivos. En cuanto a “Valley of hope” es un evocador número doo wop, con todas las voces grabadas con ecos, y una instrumentación casi imperceptible, lo que le otorga una profundidad y majestuosidad impropia de un apresurado debut a la producción. La voz de Relf es impresionante, dulce, profunda y potente, negra negrísima.

En 1960 Marty Cooper consolida esta entrada como medio rara en el mundo de la música. Lo hizo en todas las combinaciones posibles. Por ejemplo, como miembro de un dúo, DON & MARTY, con el single “Mandolin rock” / “Fidel and Raul”, en el sello Candix. El Don acompañante de Marty no lo he podido encontrar, si bien en allmusic dicen que Don & Marty no era más que un seudónimo tras el que estaba él mismo. Buena base musical rocanrolera con el motivo melódico sacado del “O sole mio”. O sea, novelty rock. Y en la cara B un tema dedicado a… los hermanos Castro. Guau. Claro, universitario. Según el autor de la web no era casualidad: Cooper era izquierdista convencido y no dudó en salpicar su amplísima discografía de pistas al respecto.

Cooper aparece asimismo como cantante no acreditado en discos varios, como el “Rockin’ red wing” del pianista y arreglista ERNIE FREEMAN. Lo mosqueante del caso es que en discogs.com informan de que esta canción fue publicada en 1957, cosa que no puede ser si se mira el número de serie del disco. Se trata de un número de pop rítmico, con algún rastro de la filiación como músico de jazz de Freeman, nacido en 1922. En cuanto a la voz de Marty ahí está, por decir algo.

Por último, sacó un primer disco en su propio sello, CAPELLA RECORDS, de THE INELIGLIBLES. Éstos no eran más que su amigo Bobby Day junto a Earl Nelson, con el que formara años atrás el duo Bob & Earl. Con ese nombre (Los Inelegibles) se tentaba la mala suerte por la cara. Se trataba de “Do the Groove”. En esta canción Cooper co-escribe (bajo el seudónimo Martin) y co-produce. Buena base instrumental, con un marcado groove soul-jazz, y en la que fallan las voces. Parece mentira, querer rebajar el grado de intensidad de unos eficientes cantantes de rhythm & blues para ajustarlos al melifluo gusto del momento…

El grupo THE MARATHONS, también o, mejor dicho, más conocido como THE VIBRATIONS, dio a Marty Cooper su primer éxito con “Peanut butter” (1961), un número de novelty rock que alcanzó el puesto 20 de las listas pop. Recordemos que Kim Fowley también andaba trajinando y triunfando con seudo-rock, lo que da a entender que la metrópoli californiana era lo que se dice un centro neurálgico del pop chorra. El caso es que aunque la letra fuera de lo más tontorrona musicalmente era realmente adictiva: las voces, tanto solista como coros, son muy buenas (que se note la larga trayectoria de este quinteto negro dentro de la escena doo-wop angelina desde mediados de los 50 (discogs.com)) y, aunque la cadencia musical sea algo monótona tenemos ese continuo crepitar de los platillos que realmente llenan la canción, que la dotan de una especial intensidad y alegría.

Como El Clod, ya en 1962, Marty Cooper se dedicó a parodiar el “He’s a rebel” de The Crystals (con un tema llamado “He’s not a rebel”). Él imitando el acento mexicano en un número de poca gracia y poca enjundia musical. Tantos estudios para esto…

Hacia 1961 estuvo trabajando para el sello Rendezvous. Fue entonces cuando conoció a su futura pareja en la composición de “Hey armonica man”, del siguiente modo: “La primera vez que vi a Lou Josie fue desde una ventana de Rendezvous Records. Él iba andando por la Calle Selma con su guitarra. Salí a su encuentro y le dije que entrara, y empezamos a trabajar juntos” (así de simple, amigos).

Y el sello en cuestión, Rendezvous, sacó el single en solitario de Josie, “Talk to the angels” y un tema de Jan and Lou, es decir, el dueto que formó Lou con su amigo Jan Davis, titulado “Leaving town tomorrow”, ambos de 1961. El primero un doo-wop esforzado pero, a esas alturas, desfasadillo. Encima, Lou lucha contra sus evidentes carencias vocales en una serie de escaladas hacia notas súper agudas en las que realmente roza el peligro. En cuanto a “Leaving town tomorrow”, el single de Jan and Lou, el modelo es los Everly Brothers. Cumbres demasiado elevadas para los pocos recursos de los implicados. No es extraño que Josie grabara unos instrumentales, ya con Ho-Dads, antes de decidirse a no volver a grabar nunca más.

En 1964, año de la aparición de “Hey armonica man” Josie firmaba canciones para el guitarrista Duane Eddy y para The Ventures, es decir, para héroes de la escena surf, lo que da una idea de su carácter como esforzado artesano del oficio de la música pop.

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Josie entró en la vida de Cooper, convirtiéndose en un buen colaborador, uno más en la lista cada vez mayor de cómplices en la apretadísima agenda de Marty Cooper. El objetivo era pegar en el mercado del pop como fuera. En 1963 Cooper se desdoblaba como compositor, cantante o productor y siempre, siempre, rodeado de un montón de colegas. Su trabajo de aquellos años se caracterizaba, como el de tantos artesanos de la época, por la casi inconsciente asunción del anonimato. El uso de seudónimos, la ausencia de créditos en los discos y la escasa repercusión de mucha de esta música la empujó al olvido, como un stock de artículos de moda que no se venden y acaban en el vertedero, pero eso no es algo que amilane al responsable de http://spectropop.com/MartyCooper/index.htm, que, como digo, inunda de datos su investigación, eso sí, como digo antes, en completo desorden cronológico.

El trabajo incansable de Cooper pudo alumbrar un nuevo éxito mediano en la forma de un single, “The lonely surfer”, a cargo de su amigo Jack Nitzsche y coescrita por ambos. Otro estajanovista de la música pop, Nitzsche gozó de una larga carrera principalmente como compositor (es suya “Up were we belong”, el tema de “Oficial y caballero”, ya en 1982, interpretado por Joe Cocker y Jennifer Warnes) que por entonces ya era un cotizadísimo arreglista. Suyos son los arreglos inenarrables de maravillas tales que “He’s a rebel” y “He’s sure the boy I love” de The Crystals, ambas de 1962 y, ya en 1963, de “Then he kissed me”, del mismo grupo y “Be my baby”, de The Ronettes, siempre al lado del genial Phil Spector. Mientras ayudaba a crear unas canciones simplemente sublimes, cumbres de la historia del pop (y, seguramente, en medio del barullo en que estaba la música comercial en aquel momento, sin ser sus responsables en absoluto conscientes de ello), no tenía remilgos en colaborar asiduamente con Cooper, por entonces un secundario o algo aún menos en la escena musical, para cuyos proyectos arregló numerosas canciones entre 1961 y 1963. En este toma y daca se ubica, pues, “The lonely surfer”, en la cual Cooper también produce y Nitzsche arregla.

La relación de Cooper y Nitzsche era, de hecho, de amistad. Cuando acordaron colaborar en su primera grabación en 1961 ya llevaban bastante tiempo como amigos: “Jack estaba casado, yo (Marty) era soltero y pasaba mucho tiempo con Jack y su mujer Gracia”. Según cuenta Peter Gerstenzang en los comentarios a “The lonely surfer” en youtube Nitzsche aprendió a hacer arreglos mediante un curso por correspondencia. Desde luego lo aprovechó. “The lonely surfer” es un instrumental que te hace pensar en el easy listening y, luego, en que podría estar en la banda sonora de una película, y, gracias a la guitarra twang, en los grupos instrumentales de hacía varios años, como The Shadows. Por último, Nitzsche consigue dejar bien claro que no todo lo admirable de la grandeza del sonido de los girl groups se debe en exclusiva a Phil Spector. Música bella, ensoñadora, panorámica, que increíblemente alcanzaba ese año el puesto 39 en las listas pop.

Otra de las aventuras de Cooper de aquel año fue crear un grupo fantasma llamado THE SHACKLEFORDS junto a sus amigos LEE HAZLEWOOD y GRACIA NITZSCHE. O sea, eran una gran familia. El invento era un claro antecedente de los Monkees o los Archies, pero la jugada no salió bien. Con producción a cargo de Hazlewood y Cooper sacaron dos álbumes que acabaron escondidos en algún oscuro rincón del olvido. El primero, “Until you’ve heard The Shacklefords you ain’t heard nothing yet”, de 1963, quería explotar lo que parecía el filón del folk, por entonces de rabiosa actualidad gracias a la escena del Greenwich Village neoyorquino, pero con la vista puesta en trivializar el sonido y hacerlo asequible al gran público, dotando a los temas de ritmo y lujosos arreglos. Tampoco el desempeño vocal de los amigos era para tirar cohetes. Un single, “A stranger in your town” entró al puesto 70 del Billboard. La cadencia perezosa y las voces opacas, así como la instrumentación folk no recuerdan poco a lo que después haría J.J. Cale, aunque el final de fiesta de la canción la aleje de lo memorable.

En cierto modo estaban anticipando la jugada de los Byrds, quienes con unos oídos mucho más limpios y atentos a la modernidad lograron una perfecta traslación del sonido folk al rock. Pero algo se debía barruntar Hazlewood cuando siguió insistiendo con este pastiche folk-country-easy listening. Sabía que ahí había tema. Y, en efecto, halló la gema oculta que imaginaba: el clásico “These boots are made for walking” coescrito con Nancy Sinatra, esta vez sí que sí perfecta, memorable desde la primera nota.

Hazlewood tiene una tonelada de créditos y su nombre aparece ligado a la música instrumental de Duane Eddy entre finales de los 50 y principios de los 60; después de un intervalo, a la de Nancy Sinatra, que es la que le dio renombre ; hoy por hoy los escasamente populares LPs a su nombre de los 60 y 70 gozan de creciente prestigio entre la crítica sibarita del rock, que le ven como una especie de Serge Gainsbourg estadounidense.

Al mismo tiempo Cooper coescribía y / o producía varias canciones para otro amigo, Bobby Day. En el tema “Pretty Little girl next door” coincidieron con Jack Nitzsche, que también arregla. Lujo con trompetas de resonancias latinas y la voz potente y sensual de Day para un nuevo fracaso comercial, que no artístico esta vez. ¿Qué debía costar una sesión de grabación con orquesta entonces? Cooper recurría a ellas en muchas canciones que, como vemos, rara vez tenían repercusión.

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Este barullo de nombres y fechas viene a significar que una simple cancioncita pop tiene detrás años de anhelos, trabajo, pruebas y errores en indesmayable sucesión, y que detrás de una cancioncita pop vulgar y derivativa se puede dibujar parte de toda una escena musical mixta, abigarrada, oportunista, la de Los Ángeles en la época, en la que blancos veinteañeros desarraigados y aferrados al pop y negros sin fortuna aferrados a la remota posibilidad de un éxito que les sacara de la incertidumbre económica daban mil palos de ciego para tallar apenas unas cuantas gemas de deslumbrante fulgor. Tiempos raros, tiempos extraños. Eso explica que cuatro ya experimentados buscadores de oro de la escena, apenas acertaran a parir un “Hey harmonica man” de hojalata.

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Para esa época Stevie Wonder trataba de diversificar su carrera. Su voz se quebraba pero el talento que atesoraba podía canalizarse, por ejemplo, como compositor de éxitos. Así, ese mismo 1964 un tema coescrito por él aparecía en el LP de MARTHA AND THE VANDELLAS, “Dance party”. Se trataba de “Nobody’ll care”, y se nota el sello de Wonder, el ritmo sostenido, implacable, y una no melodía circular que avanza gracias a la llamada-respuesta entre MARTHA REEVES y sus fenomenales Vandellas, sin transiciones, a la manera de la jam interminable de “Fingertips”, en este caso vocal. El trance rítmico y emocional de la música negra trasladado al pop. Wonder contó con la colaboración en la composición del equipo STEVENSON & HUNTER, es decir, IVY JO HUNTER (hemos hablado antes de él; ver en BJÖRK. Capítulo II: una vaca islandesa de cuento y Stevie Wonder: había coescrito con Paul "Fingertips") y WILLIAM STEVENSON.



Betty Kelly, Martha Reeves y Rosalind Ashford, Martha & the Vandellas. fuente: http://nwpr.org/post/how-dancing-street-became-protest-anthem

A Martha and the Vandellas, lideradas por la guapísima y gran cantante Martha Reeves, se les conoce sobre todo por “Dancing in the street”, tema de ese mismo año. Sacaron numerosos singles durante los 60 y principios de los 70 y ninguno de ellos, incluida SU canción bandera fueron número uno en el Billboard… En fin.

Martha había entrado en el grupo en 1959. ROSALIND ASHFORD y ANNETTE BEARD ya llevaban cantando juntas semiprofesionalmente desde 1957. Enseguida se les unió GLORIA WILLIAMS, que ocuparía el puesto de voz principal. El naciente emporio Motown engulló al grupo y lo incorporó a su maquinaria: Martha se convirtió en secretaria de la compañía; también, junto a las Vandellas, entonces llamadas THE VELS, haría coros para artistas del sello.

En 1962 una casualidad hizo que las esforzadas coristas grabaran una canción destinada a otra cantante. El resultado agradó tanto a Gordy que las convirtió en grupo por derecho de su escudería. Williams, poco atraída por las exigencias de la música profesional, dejó el grupo. Martha ascendió automáticamente a voz solista y nacieron las Vandellas.

Entre 1963 y 1964 cincos singles suyos entraron en el Top 50 del Billboard. Uno, “(Love is like a) Heatwave”, fue número uno en la lista de Rhythm & Blues durante cinco semanas. Todos estaban escritos por un trío dorado, auténticos reyes de Motown, HOLLAND-DOZIER-HOLLAND. Pero no fueron ellos sino nuestros Stevenson & Hunter, junto a Marvin Gaye, quienes les hicieron el “Dancing in the street” en 1964.

Ya digo que no fue número uno en EE.UU. pero tuvo resonancia mundial. Con esta canción la buena nueva del “Sonido de la Joven América” se derramaba por el globo.

El LP que incluía ese bombazo también contaba, como hemos visto, con la colaboración de Wonder. La gran familia Motown, unida en pos del éxito.

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William “Mickey” Stevenson fue de hecho decisivo en la llegada de Martha Reeves a Motown. Decisivo… de aquella manera. Ella solicitó una audición hacia 1960. Como Martha se equivocó de fecha Stevenson decidió contratarla, pero, como digo, como secretaria. La casualidad, como cuento también, quiso sacarla, a ella y a sus compañeras, de las lóbregas bambalinas de la Motown. En esas lóbregas bambalinas, de hecho, se fajó el mismo Stevenson. A pesar de su contribución al sello de Detroit, a pesar de haber escrito, arreglado y producido numerosas maravillas de la casa, como ya comenté antes de otros colaboradores de Motown no se le conoce prácticamente. En Internet no hay apenas información sobre él. No he encontrado cuándo y dónde nació por ejemplo. Tenemos fotos de él, tío larguirucho, especie de Snoop Doggy Dog, como esta, que he encontrado en http://motownforever.proboards.com/thread/1774:

William "Mickey" Stevenson
En allmusic dicen que empezó en el doo-wop y el góspel. En One nation under a Groove: Motown and American culture, de Gerald Lyn Early, dicen que su llegada a Motown, siendo él un “animal de ciudad”, un vivo, un tío con una buena agenda, en 1960, fue uno de los momentos decisivos en la rápida ascensión del sello. O, en palabras textuales de Berry Gordy Jr., "un perro callejero, un liante, pero yo era consciente de que su habilidad para los trapicheos fue justamente la que le convirtió en el A&R de cinco estrellas que llegó a ser" (To be loved (1984), autobiografía del jefe).

Gordy sabía detectar el talento, cosa que le honra, y se le ocurrió exprimirlo a base de someterlo a presión asfixiante, cosa que no le honra. Sus técnicas aprendidas en el entorno fabril detroitiano (la cadena de montaje; los “premios” a los que trabajan bien; los “castigos” a los que no…) si no hicieron del mundo musical estadounidense negro un lugar respirable sí que rindió en aquellos entonces a toda máquina, y los números le dieron la razón. Quizá haya que buscar aquí ya la obsesión por el enriquecimiento rápido, por la ostentación, en la música negra, y en el hip hop, que es su quintaesencia, y la competencia implacable y la ausencia total de compañerismo o empatía por los demás “contendientes” en esa carrera feroz en busca del éxito.

Stevenson, según el libro mencionado, era un productor hot, conocedor de lo que se llevaba, y, además, creativo y talentoso. Y, como digo, con una buena agenda: él reclutó a los que serían los Funk Brothers: JAMES JAMERSON (bajo), ROBERT WHITE y JOE MESSINA (ambos guitarristas) y el batería BENNY BENJAMIN, y, encabezándolos, el ya mentado más arriba “Ivy” Joe Hunter. Este mérito, buscar y fichar a estos músicos extraordinarios, se lo suele atribuir Berry Gordy, pero en allmusic dicen que no es así. Conociendo el percal me imagino quién tiene razón.

Continuación pulsando aquí.

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