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dimarts, 27 de maig del 2014

JAY-Z: de niño a hombre. Antecedentes del bling-bling



SHAWN COREY CARTER, conocido para el arte como JAY-Z, nació en 1969 en Brooklyn, Nueva York. Su familia residía en las Marcy Houses, viviendas sociales en el barrio de Bedford-Stuyvesant. Es fácil imaginar qué clase de lugar era ése. Jay-Z lo describe como un sitio peligroso, con altos índices de criminalidad y donde el crack circulaba libremente. Se trata de un complejo de 27 edificios de seis plantas que fue edificado en 1949. El barrio donde se ubica, Bedford-Stuyvesant, representaba para Brooklyn lo que Harlem para Manhattan, es decir, el foco cultural negro de la zona. Ambos barrios, Bedford-Stuyvesant y Harlem, cuentan con una alta proporción de población negra. Durante los 60 el primero fue el centro de movimientos reivindicativos que luchaban por el fin de la exclusión de la población de color.

Abandonados por el padre, el pequeño Shawn y sus tres hermanos fueron sacados adelante por la madre, GLORIA CARTER. El abandono tuvo lugar en 1982. Jay-Z todavía era muy pequeño, 13 años. Gloria se buscó la vida como pudo para sacar a sus chicos adelante. En la web http://www.incomediary.com/decoded-17-secrets-to-jay-zs-entrepreneurial-success lo cuentan de este modo: "Ella fue el ejemplo que le inculcó su ética de trabajo, lo que él llamaba sus chanchullos ("hustle"). Hay una palabra en castellano que quizá arroje más luz sobre estas actividades: picaresca. En una canción dice de sí mismo: "Mira lo que personifico: el alma de un pícaro (o también espabilado, vivo, despierto...)".

En las Marcy Houses no había mucho donde elegir: o cajero de McDonalds o camello. Eligió eso segundo, pero como señalan en esa web no decayó ni un segundo en su principal propósito vital: convertirse en rapero. Jaz y él, encerrados en una habitación durante horas aprendiendo, ensayando, probando y escribiendo cosas sin descanso. Esta web recoge esa ideología estadounidense que coloca la meritocracia y el hacerse a uno mismo en un pedestal. No sé si Jay quería hacerse el rapero número uno o qué. A lo mejor se dedicaba a eso porque sus actividades de camello le dejaban muchas horas libres. O porque le molaba la música. O quizá sí, en algún lugar de su cerebro se alojaba la idea de convertirse en un rapero rico. Raro me parecería: por entonces el hip hop era un negocio minoritario, circunscrito prácticamente a los guetos negros que lo vieron nacer. Ni el gran Afrika Bambaataa debió ver mucho dinero de su condición de pionero del género, ni mucho menos los antecedentes remotos, Grandmaster Flash o Sugarhill Gang. Pero, bueno, dejemos a los americanos creer en cuentos de hadas.

HIGH POTENT: THE JAZ (JONATHAN BURKS) y JAY-ZEE (SHAWN COREY CARTER).  Fuente: http://www.complex.com/music/2013/07/jay-zs-best-early-songs/hp-gets-busy
En 1986, con 17 años, aparece por primera vez en un disco, como HIGH POTENT, al lado de su amigo del barrio, JON BURKS, conocido como JAZ, THE JAZ, BIG JAZ y JAZ-O. Fue un single, “H.P. gets busy”, de hip hop funky y sincopado, electro y primitivo. Jaz coproducía y arreglaba la canción. A pesar de que ahora no lo conozca nadie Burks llegó a ser el rapero número uno de Brooklyn, como reconoce alguien tan reputado como Bid Daddy Kane, como veremos más abajo.

https://www.youtube.com/watch?v=K7y65QJ6Obc

En 1989 intervino en otro disco con su amigo Jaz: era la special appearance en un “Hawaiian Sophie”, una abominable secuela del sonido DJ Jazzy Jeff & The Fresh Prince. Salió como sencillo y esperaba la discográfica, EMI, que obtuviera un gran éxito, cosa que no sucedió. El vídeo va a juego con la canción: una horterada barata. Teniendo en cuenta que por entonces Public Enemy, De La Soul y NWA habían llevado al hip hop al cenit creativo (que creo que no ha vuelto a alcanzar el género) esto no es pobre: es peor. Jay-Z luego renegaría del horrible vídeo, en el que salía con una camisa hawaiana. El fracaso de la canción casi le llevó a dejar la música y proseguir con sus actividades como camello. También aparece en la canción “Pumpin’”, tema más callejero, en la estela del funk pétreo y árido de Public Enemy. Al parecer aparece en otras canciones de Jaz, siempre sin acreditar. Su intervención en este disco se produce “por cortesía” de JOST PRODUCTIONS. Y eso que acababa de empezar.

https://www.youtube.com/watch?v=O5G05v-3CME

https://www.youtube.com/watch?v=Z8nVNukf0XU

Al año siguiente lo vuelve a invitar su amigo Jaz, ahora como THE JAZ, en su nuevo single, “The originators”, extraído de su siguiente álbum, “To your soul”. The Jaz parece haber cambiado de aires desde la diversión descerebrada reciente. Ahora manda mensajes de orgullo y nacionalismo negro, habla de una nación “nubia”, y define a la gente de raza negra como “Los originadores”, como los hombres originales. También parece haberse empapado de la música jamaicana, pues rapea a velocidad de vértigo, a imitación del espídico toasting de la isla caribeña. Jay-Z está a la altura de su mentor en cuanto a vocalización. Esta forma de rapear sería característica de Jay durante varios años, cuando decidió echar el freno y dejar que las palabras cayeran por su propio peso, según algunos influido por Nas.

 https://www.youtube.com/watch?v=_XPZSbdyPKk

Respecto a la base musical el cambio prosigue: funk esquemático, percusivo, con polirritmos que dan coloratura igualmente jamaicana. Alguna palabra en árabe y un santón negro de guisa islámica en algunos planos del vídeo correspondiente, para quien quisiera entenderlo. La multinacional EMI aún apostaba por The Jaz, aunque supongo que por poco tiempo. Su deriva hacia un estilo personal, y francamente interesante, no tenía nada de comercial. En “It’s that simple”, segunda y última canción de “To your soul” en la que interviene Jay-Z, la evolución en el sonido de The Jaz le lleva a las orillas del hippy hop, como se le llamó en España, de De La Soul, pues no en vano producía PRINCE PAUL, quien también estuviera detrás de la grabación de “3 feet high and rising”, una de las cumbres del hip hop (y de la música pop en general). El resultado de la colaboración quita el hipo: sonido excelente, frescura desbordante. La evolución en apenas cuatro años en el sonido de Jaz, desde los balbuceos electro en High Potent, dan fe de la velocidad de vértigo con la que el hip hop se convirtió en EL ESTILO musical de referencia dentro del pop, por inventiva, riesgo y capacidad para acojonar, emocionar y divertir. El adolescente Jay Z los vivió en primera fila, aprendiendo de todos y, en especial, de su mentor. Éste, como apuntaba el single “The originators”, apostaba por un hip hop de autoafirmativo espíritu panafricanista, o algo así. En la portada de “To your soul” aparecen los colores de la Nuwaubian Nation, cofradía religioso-política que vincula a los negros estadounidenses con la religión musulmana, y que supone una afirmación nacionalista respecto a los estadounidenses de origen anglosajón.

https://www.youtube.com/watch?v=y-AAljtMV0Y

La etapa con The Jaz llegó a su fin, provocado por el nulo éxito del rapero. EMI no le renovó y Jonathan Burks acabó despegándose de la música paulatinamente.  Sin embargo Jay-Z parecía haber hecho sus contactos en el negocio musical, cosa que le puso en el punto de mira de un cantante soul de irreprochable técnica y voz de seda: GLENN JONES. Aún más clásico era el patrón del artista: nada menos que ATLANTIC. El hip hop era el estilo de moda a principios de los 90 y nada mejor para sonar moderno que hacer unas remezclas bailables con el correspondiente rapero invitado. El tema elegido fue “Good thang”, single extraído de su álbum “Here I go again”. D.J. CLARK KENT dibuja en su remezcla la transición entre el new jack swing y el dance-soul de los 90, lleno de loops rítmicos contundentes, de raigambre funk y voces sampleadas. Por otro lado, Jones, nacido en 1962, consiguió por entonces su mayor éxito, precisamente con la canción que daba título al álbum, “Here I go again”, que alcanzó el número uno en la lista de música negra. Llevaba en activo desde 1980, con un éxito creciente dentro del soul, pero sin llegar a interesar a las audiencias blancas. Al parecer este contacto de Jay-Z con lo más convencional de la música negra del momento se produjo vía remezclador: D.J. Clark Kent, nacido RODOLFO FRANKLIN en 1966, era también un rapero con el sobrenombre DANA DANE’S DJ. Fue, acabada la fase al amparo de Jaz, el nuevo mentor de Jay-Z, como este último reconoce en una de sus canciones. Esta colaboración llevaría a otras, con lo que Jay-Z pudo dar alguna continuidad a su vocación. Por su parte el propio Clark Kent se convertiría con el tiempo en un productor importante en la escena hip hop, y volvería a cruzarse en el camino de Jay-Z cuando Shawn Carter ya había dejado de ser un pipiolo con cara de no haber roto un plato hacía mucho tiempo.
Ese mismo año Clark Kent le reclama para meter más rap en canciones de artistas negros más juveniles, a la caza del éxito masivo para todos los públicos:

- “She’s playing hard to get”, del grupo HI-FIVE. Originarios de Waco, Tejas, fueron lanzados por Teddy Riley, uno de los inventores del new jack swing a finales de los 80. Con su tema de 1991 “I like the way (the kissing game)” llegaron al número uno en el Billboard. Eran como una réplica de Boyz II Men, el grupo vocal por antonomasia de la época. Al año siguiente, 1992, sacan un nuevo álbum de la misma guisa, pero sin el gancho de Riley. Se titulaba “Keep it goin’ on”. Con la versión original de “She’s playing hard to get”, es decir, sin el dúo Jay-Z - Clark Kent, alcanzaron un muy respetable número cinco en la misma lista. Hi-Five estaban en JIVE RECORDS, sello metido en el hip-hop, con contrato de distribución con una multinacional, RCA RECORDS. Por entonces tenía en nómina a D.J. Jazzy Jeff & The Fresh Prince, A Tribe Called Quest, KRS-One/Boogie Down Productions, R. Kelly y Aaliyah. Es decir, desde el underground hasta el r’n’b más descaradamente pop. También aparece en la canción como rapero invitado SKI, otro protegido de Clark Kent. Nacido en Carolina del Norte su nombre real era DAVID ANTHONY WILLIS. Se convertiría en un aliado y copartícipe en proyectos varios del propio Jay-Z. Por último, el productor y único instrumentista de la canción era TIMMY ALLEN, músico de sesión a lo largo de los 80 que, aprendidos todos los trucos del negocio musical se dedicó a la producción, tarea en la que se adaptó muy bien a los sonidos de moda. Por sus manos pasó R. Kelly y, andando el tiempo, Britney Spears y Backstreet Boys.

https://www.youtube.com/watch?v=LpYq2zxjqiY 

-“My kinda girl”, de RUDE BOYS. Otro lanzamiento de Atlantic. Cuarteto vocal originario de Cleveland, Ohio, tuvo mucho éxito en el periodo 1990 – 1992. Con los singles extraídos de los dos álbumes que publicaron durante esos años alcanzaron dos veces el número uno en la lista de R&B, y no bajaron con los otros tres del top 50 en dicha lista. Tenemos aquí a otro superhombre, EDWIN NICHOLAS, que compone, toca todos los instrumentos, produce…, que se estrenó vinculado a los Rude Boys. Es un fenómeno de la música negra, este de los hombres orquesta,  que sale muy barato a las compañías discográficas, originado en tiempos de Prince (o, quizá con Prince). ¿Ejemplo del individualismo en este ámbito? Por su parte, su compañero en la producción de este tema, GERALD LEVERT, cantante, compositor y productor, era en realidad el mánager del grupo, cazador de talentos musicales que llamó a las puertas de Atlantic con su flamante nuevo cuarteto vocal, formato de gran éxito entonces. A pesar del éxito entre audiencias negras el hecho de no haber interesado fuera de ese mercado disgustó a Atlantic, que no les renovó para un nuevo álbum. Todos los implicados acabaron fuera del mercado pop, en el soul adulto o el góspel.

 https://www.youtube.com/watch?v=w_suZZFqy_w

En 1993 Jay-Z vuelve al negocio del hip hop puro y duro. El contacto esta vez viene a través de Ski. Éste tenía un grupo con contrato con Atlantic, Original Flavor. Para su segundo álbum cambió la alineación del mismo. Incorporó a T-Strong y a un dj, Chubby-Chubb. En edad casi adolescente todos ellos, entraron en la música profesional en este momento. A Jay-Z sólo le cupo colaborar en dos canciones de dicho álbum. “Can I get open” tiene una base de inspiración jazzística, en la escuela Gang Starr. Clark Kent sólo intervino a nivel técnico en esta canción, como remezclador. Salió como single e incluso tuvo algo de éxito, demasiado poco para las expectativas de Atlantic, que, como suele ser habitual en el implacable  negocio de la música negra, no quiso dejarles crecer. Teniendo en cuenta la poca chicha de la otra canción en la que interviene Jay-Z, “Many styles”, es casi comprensible. Se nota que los implicados no tenían mucha idea de lo que era el hip hop, a excepción del escasamente explotado Clark Kent: Ski, que producía el álbum, era un principiante; el mezclador e ingeniero de sonido, SKILLS, se estrenó en este disco y ahí lo dejó. De cualquier forma Jay-Z se estrenó como autor musical, pues los dos temas en los que interviene están escritos por él; el segundo a pachas con FRESHCO, rapero con alguna experiencia discográfica, fichado a finales de los 80 por Tommy Boy. De nombre auténtico SHAWN CONRAD no llegó a cuajar en el mundo musical, y se acabó convirtiendo en técnico de sonido.

https://www.youtube.com/watch?v=nbbbmIrlmeY

https://www.youtube.com/watch?v=2qH1EuRc02A

Para muestra un botón: en youtube está colgado este freestyle a cargo de la entonces entente Original Flavor - Jay-Z. Se aprecia de forma clara que Jay les da cien vueltas a sus compañeros en cuanto a técnica, flow y carisma:

https://www.youtube.com/watch?v=MCVstC93MQM

Original Flavor se deshizo poco después. Sin embargo Jay-Z ya podía contar en futuros proyectos con una serie de jovenzuelos hambrientos como él de vivir de la música sin necesariamente tener que venderse. Ya habían probado un tiempo en qué consistía dejarse manejar o influir por sellos grandes y tratar de medir su arte por el número de discos vendidos.

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Por entonces o poco antes el gran rapero BIG DADDY KANE entró en contacto con Jay-Z y apreció el potencial y el talento del muchacho cuando nadie parecía haber reparado en él. Kane, nativo, como su protegido, de Bedford-Stuyvesant, llevaba sacando discos en solitario desde 1988, e implicado en la escena hip hop desde mediados de los 80. Sólo era un año mayor que Jay-Z pero ya contaba con un gran bagaje. Se le considera uno de los raperos seminales, cuyo estilo fue decisivo para la evolución del género. El caso es que hacia 1992 The Jaz aún era el rapero número uno en Brooklyn. Kane quiso hacer una battle con él, es decir, una exhibición de freestyle en la cual los contendientes tratan de ridiculizarse mutuamente delante del público. The Jaz quiso que Jay-Z también participara. Una vez celebrado el evento alguien pidió a Kane que ayudara a Jaz, que, como sabemos, había salido de EMI. Kane dijo que le interesaba más Jay-Z: “Tenía gran capacidad para las letras. Era muy sarcástico. Eso hizo que me atrajera”. Así, Jay se convirtió en su hype man. ¿Que qué es un hype man? Pues algo así como los jaleadores en el flamenco, esos emcees que gritan, jalean al rapero principal, y animan al público. Según Kane fue más que eso: Jay-Z, junto con POSITIVE K, hacían freestyle cuando Kane tenía que ausentarse del escenario para un cambio de ropa. Fue otro de sus mentores: “Él era bueno en el  freestyle; yo le enseñé a escribir canciones”. Este padrinazgo se reflejó en la aparición de Carter en el álbum de 1994 de Kane, “Daddy’s home”. Este disco supuso la incorporación de Kane a la escudería de la multinacional MCA. El hip hop vivía un buen momento comercial, pero el padrino Kane nunca llegó a entrar en las listas de éxitos, con lo que en poco tiempo se quedó fuera de la compañía. Carter interviene en “Show & prove”, tema en el que Kane metió a otros amigos y colaboradores: los principiantes  y protegidos, BIG SCOOB (JOHNNY JACKSON; lo intentó durante varios años pero no llegó a nada, ni siquiera pudo grabar un álbum ) y SAUCE (TODD GAITHER), ídem que Scoob; y los amigos: OL’ DIRTY BASTARD (RUSSELL TYRONE JONES; vecino de Brooklyn como Kane y auténtica celebridad ya entonces, pues era miembro de los imprescindibles Wu Tang Clan, que sacaron su primer álbum en 1993) y SHYHEIM (SHYHEIM DIONEL FRANKLIN, nacido en Staten Island, Nueva York, en 1977, se puede considerar un protegido de amigo, pues estuvo vinculado a la crew de Wu Tang Clan y disfrutaría de una larga carrera discográfica en solitario). El desfile de estrellas prosigue, con la producción de DJ PREMIER, grande ya entonces en los innovadores Gang Starr.

 https://www.youtube.com/watch?v=bpMpjrxNhB4

Big Daddy Kane afirma que trató de conseguirle un contrato discográfico a su pupilo, pero sin éxito. La razón por la que Carter no lograba sacar cabeza en el mundillo del hip hop es que no estaba en la onda gangsta. Ni sus letras hablaban de drogas (y eso que fue un camello adolescente), ni lucía dientes de oro.  No era amenazante. Por entonces, a él le gustaba imaginar en sus letras un mundo de lujo, con chicas despampanantes: la cultura del bling bling en ciernes. Otras puertas se le cerraban porque se le consideraba muy mayor: nacido en 1969, a la altura de 1993 tenía 24 años. Así que Shawn se las arregló con sus escasas fuerzas: ayudado de sus amigos Ski, Clark Kent y Jaz, y de la mano de su mánager, DAMON DASH, grabó una canción y la publicó él mismo. Se trataba de “In my lifetime”. Dash era un chaval que como Carter coqueteó peligrosamente con la mala vida. Es lo que tiene nacer en un barrio malo. Pero en un momento dado se dio cuenta de que valía para organizar fiestas y promover clubes. De ahí pasó a hacer de mánager de grupos de música. A través de uno de ellos, Future Sound, a los que consiguió un contrato con Atlantic conoció a Ricardo Franklin, nuestro amigo Clark Kent, ejecutivo discográfico y productor. Fue él el que lo puso en contacto con Jay-Z. Y, de este modo, se convirtió en su mánager.

Corría 1994 cuando Jay-Z y Dash vendían su single desde el coche. Al fin lograron un contrato con una disquera especializada en hip hop, PAYDAY RECORDS. Dirigida por el mánager de Gang Starr, PATRICK MOXIE, tenía en nómina a un personaje tan relevante como Jeru The Damaja. Por problemas con los royalties pronto deciden Jay y Damon montar su propio sello: ROC-A-FELLA RECORDS. Les ayudaba un tercer colega, KAREEM “BIGGS” BURKE. Todos los amigos intervienen en el 12’ correspondiente: Ski produce la cara A, con “In my lifetime”; Clark Kent, la B, con “I can’t get wit dat”. También salió publicado un maxi con remezclas, en el que intervino Jaz como BIG JAZ. La portada del single es una puerta de entrada al mundo de lujo que anhelaban y que, a estas alturas, 20 años más tarde, parece haber invadido el imaginario colectivo de la juventud estadounidense, como se queja Lorde en “Royals”. Jay-Z conquistó su país con estas cosas, y su país y, de rebote, el resto del orbe occidental, se impregnó inexorablemente de esta ideología horrenda. No hay más que ver el vídeo: chicas en bikini, chalé y yate de lujo, fajos de billetes, botellas de champán… Soñado y conseguido: ¿se le puede reprochar? No ha hecho nada malo, solo buena música. En Internet hay dos versiones del vídeo y de la canción: la de Ski y la de Big Jaz. La primera luce un aire más minimalista; la segunda, con coros femeninos, tiene un bonito hook melódico. Me gusta más.
En cuanto a la letra, se trata de los típicos y prácticamente incomprensibles juegos de palabras que pueblan las canciones hip hop que sirven para mostrar la habilidad tanto para soltar parrafadas de inefable complejidad como el ingenio del autor de las mismas. El uso intensivo y despiadado del slang, y, lo que es peor, de las bromas privadas y de referencias directamente personales e intransferibles del rapero en cuestión hacen muchos tramos de estas canciones impenetrables. Se puede captar la idea general: el rapero se dedica a ensalzarse a sí mismo y a insultar de las más diversas formas a sus rivales musicales. Es la competitividad tan característica de la música negra llevada al extremo.

En el mundo del hip hop la escalada verbal acabó desembocando en sangre, debido a un factor no presente en otras escenas de la música negra: el gansterismo. El maridaje entre el hip hop y actividades ilícitas relacionadas con el tráfico de drogas pronto acabaría en las páginas de sucesos: a mediados de los 90 la violencia física anticipada en canciones repletas de odio y brutalidad verbal se llevó por delante a 2 Pac y a Notoriuos B.I.G. Estas muertes supusieron una auténtica conmoción en la música negra, y ayudaron a la larga a calmar los ánimos en el tenebroso ámbito del gansta-rap. Antes de que la sangre llegara al río el bueno de Jay-Z, rapero sin cadenas, sin tocados raros y sin tatuajes, usaba la técnica del dissin’, o sea, el mencionado poner a parir retorciendo las palabras a raperos rivales, para reírse precisamente del gangsta-rap, con líneas memorables: “Mientras otros adoran las armas yo adoro las pilas de dinero, las pilas de diversión, riéndome de gilipolleces que no tienen ninguna gracia”. Su mensaje hedonista, que, como digo y perdón por la reiteración, sigue vivo y reinando en las listas de éxitos, debía ser una anomalía en unos 90 tensos y ásperos como una lija en el ámbito musical. Como mucho guardaba relación con la pleitesía a la fiesta infinita de las escenas del jungle londinense, del naciente big beat, del happy hardcore en la Europa continental, del bakalao en el Levante español, solo que con variantes: el materialismo deseado por Jay-Z tenía componentes de fascinación por las vidas extravagantes de los ricos y famosos y venía empaquetado en una imaginería extremadamente machista. Ya desde el vídeo de “In my lifetime” vemos a Jay y sus amigos con su ropa casual y a las chicas con poca o ninguna ropa. Era un mundo de lujo en donde las mujeres suponen un objeto caro entre otros, símbolo de ostentación sin más. Aún las cosas se pondrían peor, como pudimos ver en 2013 en el  denigrante vídeo de “Blurred lines”, de Robin Thicke. Sí, la única referencia a la mujer en esa deseada vida de derroche es como “vagina”.

En la cara B, “I can’t get wid dat”, cuenta con la producción tipo jazz de Clark Kent, con un sonido muy parecido al “Can’t I get open” de dos años atrás de Original Flavor. En el vídeo Jay-Z se olvida de sus sueños de grandeza y pasea por el barrio, por las Marcy Houses, rodeado de vecinos y amigos. Partidos de baloncesto, partidas de dominó, colegas, chicos y chicas apoyados en coches de segunda mano, y esos monstruos de cemento, los feos y viejos edificios, alejando el cielo, la posibilidad de escape, de los habitantes del barrio…  Se ve a Jay-Z recostado en un todoterreno, cerca de un puente, en el que, en el último plano, se aleja. No es metafórico: en la letra de la canción cuenta que está haciendo ganar montones de dinero a Damon Dash. Quizá no todavía pero pronto sería posible vivir en otro lugar, eso sí, sin venderse, como dice orgulloso en otro pasaje. Los nombres propios no se limitan al suyo propio y al de sus amigos: habla de Irv Gotti, productor de hip hop underground de origen latino, que conseguiría gran éxito a principios de la década del 2000 con hip hop comercial,  empujando la carrera de, por ejemplo, Ja Rule y que también le produjo al mismo Jay diversas canciones en sus primeros álbumes; también el grupo de jazz vocal Take 6 (“hacemos éxitos, y armonías como Take 6”). Hay también citas al gran éxito de 1992 de Arrested Development “Tennessee” o a una actuación de 1993 del por entonces stand up comedian Jamie Foxx.

 https://www.youtube.com/watch?v=pu4UG8uLHZ8

¿Qué hacía que un chico como Jay-Z se separara del pelotón del gangsta-rap, y, dentro de él, de su vertiente más comercial, la G Funk era, con Ice Cube como rey? En 1993, el año en que Jay pergeñaba su debut discográfico triunfaban artistas de hip hop iconoclastas, más atraídos por la hierba que por las pistolas, empeñados en una autenticidad irónica y chulesca: Snoop Doggy Dogg con “Doggy style” y Cypress Hill con “Black Sunday” llegaban al número uno en el Billboard, confirmando el interés del público, negro o blanco, por esta música. Sí, demostraban que con personalidad y sin moverse un ápice de posiciones rallanas con lo antisocial se podía triunfar. Lo mismo se puede decir de “Ill communication”, el único álbum de hip hop que fue número uno en 1994, a cargo de Beastie Boys. Así que el hip hop era un refugio para un enorme minoría que renegaba del edulcoramiento de los y, especialmente, las reinas de las listas de entonces: Mariah Carey, Whitney Houston o Toni Braxton,  y que veían un nexo entre ese hip hop piojoso, de, como digo, coches de segunda mano, barrios feos y ropa deportiva gigante y el triunfante grunge de Alice in Chains, Soundgarden, Nirvana, Stone Temple Pilots o Pearl Jam. Es decir, que veían el hip hop como parte del aire fresco (es un decir) aportado por los turbios efluvios esparcidos desde Seattle. A nivel creativo la palma se la llevaba otro grupo heterodoxo, Wu Tang Clan, con su mítico “Enter the Wu-Tang Clan (36 chambers)” (1993), de mensaje denso y enigmático, si bien el gangsta, en su variante southern, aún gozaba de excelente salud, con el debut de los luego mucho más luminosos Outkast en “Southerplayalisticadillacmuzik” (1994).

En la era del mazacote sonoro, del alud de ideas que abrumaba al personal, Jay-Z apostaba por algo más sencillo, aunque decididamente personal, como signo de unos tiempos en los que el paradigma musical en los EE. UU. cambiaba a pasos agigantados.

Capítulo 2: Big L.

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