Cara B del primer
single de Prince, con “Soft and wet” en el anverso. Esta vez la autoría de
letra y música corresponde en exclusiva al cantante. También aparecería en el primer LP de Prince,
“For you”. En concreto, ocupa el tercer lugar de la cara B.
Balada acústica y sensual (como no podía ser de otra forma
esto último), en la que el de Minneapolis recurre al falsete y demuestra que ya
entonces era un cantante muy dotado, no solo en términos de técnica, sino
también a la hora de transmitir emociones. O sea, que canta bien e interpreta
bien. Aunque una no supiera de qué va la canción, o ni tan siquiera conociera el
título (“Tan triste”) entiende que el muchacho de ambigua voz está lanzando un
grácil lamento, que emociona e intriga.
El problema, como ya anticipaba en el comentario de “Soft
and wet” reside en el material con el que luce sus habilidades: melódicamente “So
blue” no dice mucho; las vestiduras instrumentales tampoco son para tirar cohetes.
Una se pasa toda la canción tratando de recordar a qué le suena ese detalle de
sintetizador, esa melodía o aquella otra. Como suele ocurrir en tantos discos
de debut las influencias están ahí, a flor de piel: suave jazz fussion tipo Al DiMeola por aquí, góspel místico á la George Harrison o Marvin Gaye por
allá… El sonido de saxo sintetizado es el culpable de las reminiscencias
jazzísticas; la necesidad de encontrar una forma de trascender lo terrenal de
una prosaica añoranza carnal lleva a Prince a usar vestiduras sonoras de un
tiempo no demasiado lejano (principios de los años 70), en el que el idealismo,
el deseo de un mundo mejor se tropezaba con los millones de dólares en las
cuentas corrientes de los autores de semejantes plegarias. Es decir, que Prince
descontextualiza dicha elevación espiritual, amparado, no sé si sin saberlo, en
el cinismo de los que la patrocinaban.
La letra a continuación:
I had
everything I needed
But now my life is so blue You meant the world to me But now you're gone and I'm so blue
Even though
the sun is shining
I spend my day, I spend my day crying over you Oh yeah, I spend my day crying over you I feel just like the sky, oh, so blue
Oh baby,
don't you know?
Baby don't you know? I spend my nights, it's all alone Talking to myself, I am so blue
And everyday
the feeling gets stronger
And who's to say, just how much longer I can spend my nights all alone
Talking to
myself and just crying over you
I guess I'll just spend my life So, so blue
(Fuente: http://www.metrolyrics.com/so-blue-lyrics-prince.html)
|
Estaba saciado
pero ahora sólo tengo tristeza.
Eras el mundo para mí
pero te fuiste y estoy tan triste…
Aunque luzca el sol
me paso el día llorando
por ti.
Oh, sí, el día entero llorando por ti.
Me siento como el cielo azul, oh, tan triste (“blue” quiere decir “triste” y también “azul”; ¡menuda metáfora
cursi, colega!).
Oh, niña, ¿es que no lo sabes?
Niña, ¿no lo sabes?
Paso las noches en soledad,
hablando conmigo mismo; estoy tan triste.
Y crece día a día este sentimiento.
Y quién sabe cuánto más durarán
mis noches en soledad
hablando conmigo mismo y llorando por ti.
Imagino que será así para siempre.
Tan, tan triste.
|
¡Menudo poema de segundo de Primaria! Mucho y muy bien debió
venderse Prince (o, más concretamente, su mánager) a Warner para que publicara
bajo su logo un disco entero con canciones tan triviales como esta. Como todos
sabemos, después de “For you” Prince fue pariendo nuevos álbumes, uno al año
concretamente, que elevaron exponencialmente la calidad de su propuesta. Si
Warner, en vista del tímido éxito, y en vista también de la poca calidad del
producto, se hubiera deshecho del músico después de “For you”, ¿qué hubiera pasado
con él? Quizá el caso de Prince es la prueba de que los músicos necesitan
tiempo para crecer, que un primer disco es eso, un ensayo, un primer balbuceo en
un oficio que, aunque ahora muchos puedan pensar lo contrario, hay que
aprender.
Pensemos en la costumbre que tienen en el Reino Unido desde
hace unos 30 años de cercenar sin piedad cabezas de grupos que empezaron mal o
regular o, aún peor, empezaron bien o muy bien, y luego no supieron dar con una
continuidad a la altura. En tiempos recientes, con la hecatombe de la industria
discográfica las cosas parece que han cambiado un tanto. Ahora los grupos
dependen de sí mismos, de su capacidad de trabajo y sacrificio, pues el truco
del éxito, en el ámbito de la música indie al menos, consiste en girar sin
descanso. La dictadura del sello discográfico ha dado lugar a un extraño
panorama meritocrático; frente a las arbitrariedades y caprichos del mundo de
la edición y difusión musical de antaño ahora tenemos los bandcamp y un
frondoso circuito de salas donde ganarse las habichuelas.
De lo anterior se puede deducir que observo cuán injusto es
ver lo fácil que lo tuvo Prince. Casi un niño prodigio contratado y
promocionado como tal en un momento musical, eso sí, no demasiado lucido para
el soul, o el pop en general. Frente a grandes estrellas negras en lento
declive, como Stevie Wonder o Marvin Gaye, el mar de la tranquilidad del soft
rock omnipresente: The Eagles, Hall & Oates, Leo Sayer, Rod Stewart, ABBA,
Fleetwood Mac… Y, de fondo, el zumbido hedonista, incomprensible a esas
alturas, de la música disco: Donna Summer y su tóxico “I feel love”; KC and the
Sunshine Band y “I’m your boogie man”, como ejemplos de mayor éxito de la época.
Y la nueva ola y el punk a punto de revolverlo todo, refrescando un ambiente
con un inequívoco aroma a decadencia.
Entre tanto, en medio de la mediocridad, Prince se coló y en
tu fiesta se plantó. Llegó a tener cierto éxito con su primer single, hasta el
punto de que se llegó a sentir acosado por los fans.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada