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dimecres, 13 de gener del 2016

SUFJAN STEVENS: Carrie & Lowell (2015)

Repaso por las canciones del disco, considerado uno de los mejores del año 2015 por numerosos medios. Escuchar lista de reproducción que lo contiene (junto con cosas de Van Dyke Parks, The Cure, Beach House y Maïa Vidal) aquí.
Portada de "Carrie & Lowell"
"Death with dignity". Sufjan confiesa un pasado terrible en el disco que contiene esta canción. Los músicos nunca quieren contarse cuando la prensa les pregunta por las intenciones ocultas en sus letras, con alguna excepción (Micah P. Hinson), y eso sin duda nos hace perdernos muchas cosas. Sin duda nuestra experiencia con la música en sus primeros estadios es puramente sensorial, ni sabemos quién hace las canciones y, cuando son en inglés o de Héroes del Silencio o Radio Futura, ni lo que dicen las letras. Pero llega un momento en que una va necesitando explicaciones, necesita saber qué hay detrás del hecho creativo, quiénes son y porqué hacen lo que hacen. Por fin Stevens ha desvelado su terrible secreto y probablemente a la luz del mismo podremos entender mejor su obra musical. Como mínimo él es una constatación de que los creadores, o una parte de ellos, han padecido carencias afectivas en sus años formativos, que les han impedido "integrarse" en el mundo de la normalidad. La música, y las artes en general, la ciencia, la tecnología, están ahí para acoger a los más dotados de entre los vapuleados por un entorno familiar lamentable.

SUFJAN STEVENS (fuente: http://www.relevantmagazine.com/)
"All of me wants all of you", tercer tema de "Carrie & Lowell". Si en las dos primeras canciones del álbum ("Death with dignity" y "Should have known better") se despachaba con dulces palabras sobre su madre, responsabilizándola de su incapacidad para asumir sus sentimientos, para observar el mundo con serenidad, objetivamente, lastrado por el peso del dolor inconfeso, en esta lo hace de algún amante egoísta, esto es, alguien a quien le tocó el papel de ser más objeto del cariño que sujeto del mismo, usando la misma estrategia que en las anteriores, muchas palabras con el sentido difuso y, de pronto, una frase brutal y nítidamente clara ("MIentras repasabas un texto yo me masturbaba; Manelich, me tratabas como a un objeto"; del mismo modo que en "Death with dignity" dice"Con tres años nos abandonaste en un videoclub").

En directo el tema viene con unos arreglos totalmente distintos a los del disco. Stevens se da cuenta de que el tono morboso-descarnado de la letra la hacían acreedora de una producción casi RnB, como si fuera parte del club de los deslenguados Drake o The Weeknd. Por otro lado en algunos conciertos  finaliza el tema con un solo de teclado realmente virtuoso, demostrando que a pesar de su tímida presencia escénica hay un musicazo de los pies a la cabeza.

"Drawn to the blood" (cuarto tema de "Carrie & Lowell"): Sigue hablando de relaciones sentimentales y, por lo que puedo entender, aquí habla de maltrato ("La fuerza del brazo de mi amante me cogió con las defensas bajas (...). Con sangre en mi manga, Dalila, venga mi ira"). Como en las anteriores la contención acústica se disuelve en un final atmosférco, que en este caso corta el aliento. Emoción sin cuento.

"Fourth of July", quinto tema de "Carrie & Lowell": Aquí Sufjan no necesita recurrir a trucos de arreglos para hacernos sentir en el centro de su emoción: todo está ahí desde el mismo principio. Un tema enorme, una obra maestra.

En la versión en directo Sufjan vuelve a recurrir al rnb contemporáneo, como en "All of me wants all of you", pero en su versión nocturna y espectral, al estilo de Jamie xx. Luego, al final del tema, añade un epílogo de vibrante crescendo, en la línea de, por ejemplo, los Youth Lagoon de "Dropla", en esa especie de psicodelia épica que parecía a principios de década la corriente más innovadora dentro del poco arriesgado ámbito del indie. Esta recreación del tema no es ningún capricho, es un desarrollo alternativo del mismo y el hecho de que quede tan bien o mejor que el arreglo del disco, demuestra algo que ya me parecía claro cuando he visto alguna versión amateur (de las que cuelga tanto adolescente voluntarioso en youtube) de las canciones de "Carrie & Lowell": las canciones de este álbum son buenas en sí mismas y se sostienen a gran altura por sí mismas. Por otro lado, el efecto emocional devastador de la canción en el propio músico, como se aprecia en el vídeo en directo colgado por elphantbaci, convierte en una crueldad autoinflingida por él mismo la prolongada intensidad añadida a la versión en directo del tema.

En la actuación colgada por Sarah Ferraro en el Eaux Claires Music Festival (Eau Claire, Wisconsin) el 18 de julio de 2015 la intensidad desplegada en esta canción es desbordante, brutal. Bryce Dessner, de The National, que aparece como músico de su banda, se mueve espasmódicamente y el batería se deja los nudillos aporreando su instrumento. Aquí Sufjan y su banda hacen rock contemporáneo del mejor y nos invita a soñar en futuras aventuras del músico en estos ámbitos sonoros.

"The only thing": en la sexta del álbum "Carrie & Lowell" se le entiende también todo a Sufjan desde el principio. Describe el desgarro brutal que le produce la muerte de su madre en términos narrativos: estoy en tal sitio y siento la tentación de hacer esto otro (suicidarse) pero no sé qué me detiene. Aterrado por la certeza de que su madre no le quiso nunca entiende que ese amor primigenio, asimilado al fuego que nos mantiene con vida, está ausente, de modo que, desprovisto de esa energía irreemplazable, no puede simplemente continuar en este mundo. Está claro que cuanto más transparante y sincero más deslumbrante resulta, cuanto menos echa mano de metáforas y más llano es su lenguaje más lejos llega en significados e iluminación.

Tanto esta como la siguiente del disco, la que le da título, o sea, "Carrie & Lowell", repiten el tipo de arreglos de "Fourth of July" en directo. En el caso de "Carrie & Lowell" el remozado respecto al álbum es grande: durante los primeros minutos es un tema de folk coral lleno de detalles acústicos; en su segunda fase se produce el subidón psicodélico-solemne al que se añade un solo de teclado como en "All of me wants all of you". Es como mezclar a los Wilco de "At least that's what she said" y la mística de Grizzly Bear, y añadir a los Youth Lagoon, es decir, como unir en una canción las mejores ideas que ha deparado el pop-rock de la década pasada y la actual.

Después de "Eugene", en la que usa recursos musicales y líricos ya oídos en las primeras canciones del álbum (que no por ello la hace menos emotiva y turbadora, en especial en su interpretación en directo sólo con su guitarra acústica) y "John my beloved", en la que da cuenta de una aventura sexual en la época del duelo por la muerte de su madre, y como que se disculpa con ese amante supuesto por su actitud depredadora y egoísta, ocasionada por su estado mental de postración, llega otro de los puntos fuertes del mismo , "No shade in the shade of the cross", que insiste en la temática de la anterior pero como enriqueciéndola y llevándola a un nivel superior o distinto al de la mera autocompasión. Por otro lado, frente al cierto esquematismo oído hasta ahora en la construcción de las canciones, con sucesiones de acordes parecidas en todas ellas, tenemos en este tema una musicalidad más fluida, líquida, sutil, jazzística y abstracta, en la línea de Jeff Buckley pero sin gorgoritos ni florituras. La voz de Sufjan cabalga sobre los instrumentos acústicos, y su melancolía, tan patente y abrumadora por momentos en otras canciones, se convierte en éste en una bruma en movimiento, que nos separa de nosotros mismos.

Por último, "Blue bucket of gold", con sus vaporosas armonías vocales de raigambre gospel, sella con temblorosa melancolía el tremendo viaje emocional que recorre el álbum. En este caso, como en otros temas del disco, Sufjan le da un aire totalmente nuevo en directo, ampliándola hasta 13 minutos en algunos conciertos con un abrumador epílogo psicodélico-astral (abril de 2015 en sus conciertos de Boston y Columbus, Ohio). En otros, como en el que ofreció en Reims (Francia) el 25 de septiembre, esta generosidad se convierte en abuso de casi 20 minutos de rock progresivo, en especial cuando se pone a improvisar al teclado.

La emotividad desatada y el uso de tres o cuatro acordes a lo sumo es uno de los recursos habituales del pop actual alternativo o no. Estos acordes se repiten en secuencias con alguna variación sobre crescendos instrumentales que llevan a la catarsis por acumulación de capas de instrumentos.
En el fondo estos recursos no dejan de ser trampantojos, cortinas de humo emotivas y mareantes, pero el efecto anímico, si bien no muy duradero, es de brutal eficacia. Sufjan, además de un buen compositor parece un gran melómano que está atento a lo que se cuece en el ámbito alternativo. Sabe muy bien qué puede espolear y llevar hacia arriba un tema o un concierto. De ahí a considerar su disco el segundo mejor del año, como hace la revista Rockdelux, hay un mundo, habiendo como hay por ahí unas Savages o una Joanna Newsom.

SUFJAN STEVENS de niño (foto incluida en el álbum)
En cualquier caso, y después de haber escuchado un trillón de veces el disco y las tomas en directo de sus canciones que inundan youtube, parece que ese gran dolor que casi acaba con la salud mental y física de Sufjan en realidad es un dolor por la conciencia de haber ingresado definitivamente en la edad adulta. La muerte de un progenitor, siquiera tan desapegado y fatal como Carrie, deja al huérfano enfrentado a su propia contingencia humana más que ningún otro hecho.

Por otro lado, en diversos momentos del álbum Sufjan se recrea febrilmente en su infancia, con potentes imágenes de recuerdos que están en lo más remoto de su conciencia, en los albores de su entendimiento, como tratando de fijar todo eso, como tratando de revivirlo de alguna manera y ser un niño otra vez. Quizá en eso consiste este disco, en Sufjan abrazando a ese niño perdido y patético, y reintegrarle a la inocencia y felicidad que aparentemente le robaron.

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