Translate

diumenge, 25 de gener del 2015

SWANS: cuando la experimentación vende

2014. Un señor de 60 años que canta, toca la guitarra (eléctrica o acústica) y escribe las canciones. Se llama MICHAEL GIRA y está envuelto en la creación de "To be kind". Angelino, está rodeado de sus colaboradores, su banda Swans, en la que sólo él y Norman Westberg, que, como él, canta y toca guitarras, perviven desde el inicio, a principios de los 80. Después de un montón de años de separación decidió rehacer la banda en 2010. Volvía con ganas, quizá harto de la falta de riesgo en el indie, que durante los 2000 se convirtió en una escena más, con sus canales de difusión, su público, sus estrellas, sus convenciones, sus mecánicas... Desde hace unos años se puede nacer, vivir y morir decentemente haciendo música indie, eso sí, siempre y cuando las facturas médicas no sean tan exageramente altas que no puedas costearlas (pienso en el pobre Vic Chesnutt).

Michael Gira. fuente: http://consequenceofsound.net/2014/02/swans-announce-2014-tour-dates/

Así que cogió y empezó a trastear con cosas como el kraut rock, el noise rock y hasta el post-rock para crear una posible música disonante para oídos vírgenes en estas autoinfligidas torturas, que son muchos, casi dos generaciones de jóvenes que como mucho habrán oído alguna canción suelta de Mogwai. Ahí es ná, un tío de 60 años. Y el caso es que consigue hacer algo original, distinto, que, por desgracia, no sirve como medio para huir del horror de una época atosigante como la actual, pues no responde a un sentimiento generacional de resentimiento, fracaso o escapismo hacia el interior al que parecía responder el ruido noventero, sino a la rabia por la falta de dicho sentimiento en la gente por parte de un viejo inconformista. Una respuesta individual frente a la calma y el adocenamiento en el Occidente protestante ordenado, que observa impasible el incendio en el sur de Europa, que se precia mucho de sus logros y está casi convencido de que, como desde hace 35 años no se cansa de repetir el establishment, mejor no saber nada de los que no son como uno. Es el triunfo de la ideología de la supremacía blanca, anglosajona, protestante, masculina, heterosexual, de clase media o, mejor, alta, inapelable, que han introducido hasta en las mentes de los que no son una, dos o hasta ninguna de esas cosas y ya forma parte del ADN de nuestro tiempo.

Por alguna razón este desbarre sónico-catártico tuvo sorprendentes incursiones en la listas de ventas de álbumes, tanto británica como estadounidense, con unos meritorios 38 y 37 puesto, respectivamente. Los hijos del adoctrinamiento masivo que sufrimos, o, al menos, los que quieren hacer caso a los críticos y experimentar el abismo, o, los que, por edad, conocieron el noise-rock noventero de primera mano y querían volver a torturarse, tenían dinero que gastar y lo hicieron, de modo que Michael Gira ha gozado de la mayor repercusión de su carrera.

"To be kind" salió editado en 2014. Lo abría "Screen shot", o sea, "Pantallazo", y es una enumeración de cosas, un encadenado de palabras que son como la antítesis la una de la otra... La idea parece como confuciana: el ying y el yang, para que exista lo bueno tiene que existir lo malo y todo eso... Según la entrevista que le hacen en http://www.thelineofbestfit.com/features/interviews/michael-gira-of-swans-interview esta canción es una canción "oración" de amor, y se va despeñando desde su muy esquemático inicio blues minimalista hacia una rebolica de sonidos ensordecedores... Las referencias que vienen a la mente son muy variadas. A mí, ese género de blues esquelético y vocales exhortativos me recuerda a la P J Harvey de 1992-93; el final disonante, por sus ecos sinfónico-minimalistas al estilo de, por ejemplo, el Wim Maertens de los 80, me recuerda por eso algo a los Depeche Mode de canciones de los 80 como "Little fifteen". Por ahí veo que la gente habla de artistas que no conozco, como Tool, This Heat o Isis, pero, ¿quién sabe? ¿Quién no ha oído a Depeche Mode y a PJ Harvey, que son dos artistas extraordinarios? Si uno lo piensa bien ambos artistas suelen hablar de amor torturado, servil, humillado. En la canción Gira enumera "Sin caricias. Sin pérdida. Sin manos. Sin pecado", es decir, ofrece una respuesta a esa clase de amor: hay que renunciar al componente sexual del amor, en busca de la pureza espiritual (esto último según http://pitchfork.com/reviews/albums/19326-swans-to-be-kind/).

Hay quien, como en The Guardian (http://www.theguardian.com/music/2015/jan/16/michael-gira-on-swans-religion-and-the-hubris-of-matthew-barney) han querido ver, al contrario que los anteriores, una canción sobre la muerte: "Sin soñar; sin dormir; sin sufrir". Él afirma, por el contrario, que es una oración zen.

En http://www.factmag.com/2014/04/28/how-gira-got-his-groove-back-the-swans-frontman-on-klimt-kuti-and-tantric-sex/ cuentan que las canciones de "To be kind" surgieron de una serie de interminables giras que la banda realizó entre 2012 y 2013. En ellas iban rodando casi todas las canciones que aparecerían en "To be kind". Cuenta Gira que le encanta el ritmo, el "groove": James Brown, Fela Kuti y Can. "Jaki Liebezeit es uno de los mejores baterías de todos los tiempos." Según dicho artículo el groove, efectivamente, domina canciones como esta.

En http://consequenceofsound.net/2014/05/album-review-swans-to-be-kind/ apuntan que, según la línea "Ama ahora, respira ahora, aquí, ahora" que cierra el tema lo que pasa es que los Swans, a pesar de su imagen de oscuridad, en realidad proponen que los sentimientos vinculados a la humanidad, a la sensualidad, se alcanzan después de haber demolido todas las convenciones previas.

O sea, es lo que pasa cuando tienes una letra tan pero que tan ambigua: cada uno ve lo que quiere ver. Está claro que ese positivismo que ven algunos, o esa espiritualidad o sensualidad choca estridentemte con el sonido que envuelve esos supuestos mensajes. El caso es encontrar orden en el caos, quitarle gracia al misterio.

Hace coros a lo largo de la misma, así como en otras canciones del álbum, una estrella del indie actual, ST. VINCENT. Su voz aparece duplicada en varias pistas superpuestas. Es un contrapunto desconcertamente dulce dentro de una música de intenso carácter inclusivo, que desea abarcar todo tipo de sentimientos y estados de ánimo.

El productor del disco, John Congleton, un señor de cada vez mayor reputación dentro del indie, ya había trabajado anteriormente con Annie Clark, el nombre real detrás de St. Vincent. Puede que fuera a través de él cómo entraron en contacto Michael Gira y la cantante. Gira dice en http://pitchfork.com/features/interviews/9400-swans/: "Escuché su música en YouTube (un inciso: las canciones de Swans son sistemáticamente bloqueadas en dicho servidor: hay que joderse). No es el tipo de música que me gusta escuchar, pero pienso que tiene un talento increíble y verle tocar la guitarra fue toda una sorpresa. Es genial ver a una mujer tan guapa y con tan obvio potencial para convertirse en una estrella tan centrada en lo musical y preocupada por mantener el control de su obra". En http://www.wonderingsound.com/feature/swans-michael-gira-interview/ Gira confirma mi sospecha: Congleton le aconsejó usarla para el disco: "Annie Clark está tremendamente cualificada. Es alucinante. Cantó seis horas seguidas en el estudio para mí. Le hice cantar la misma nota una y otra vez -estaba superponiendo diferentes octavas-. Y no desafinó ni una vez. Se toma muy en serio el trabajo detrás del sonido. Además era adorable, fue estupendo. Me la recomendó mi ingeniero, John Congleton -él ha grabado todos los discos de St. Vincent-. Me dijo que ella era fan mía, que había escuchado mi música, que debía pensármelo. Siempre ando a la búsqueda de voces. Las uso mucho de muy diversas formas."

En http://www.stereogum.com/1678536/qa-michael-gira-of-swans-on-to-be-kind-proper-crowdfunding-and-the-human-voice/franchises/interview/ puntualiza Gira que: "Ya tenía decidido que este disco tendría muchas voces femeninas. Tenía muy claro qué es lo que quería de cada uno de los músicos invitados. Sus habilidades musicales eran, por otro lado, fundamentales." Ella cuenta la historia también en http://www.electronicbeats.net/en/features/interviews/an-interview-with-st-vincent/: "Bueno, soy una fan absoluta de Swans así que estaba muy nerviosa - y encima Michael Gira es imponente en persona, un hombrón, lo cual me ponía incluso más nerviosa. Luego fue muy amable. Me llamaba "señora" (...). Terminé cantando la misma nota 30 minutos seguidos, sin descansar. Esta experiencia ha hecho cambiar por completo mi relación con la música. Nunca había cantado una nota durante 30 minutos seguidos, es complicado. Las cuerdas vocales son músculos, te piden descanso. Era como prepararte para una prueba física en el instituto (...)". Je, je, está claro que Michael disfrutó torturando a la pobre chica. Y a eso se reduce la participación de Annie Clark en el disco de Swans.

¿Merecía Annie Clark que pasara el dios intocable Michael Gira por encima de ella, que la usara sin más sin tener la potestad de aportar algo de sí misma? Dados los mundos musicales tan dispares de ambos artistas parece que no. A fin de cuentas Annie Clark es de esas artistas que hacen del indie actual algo tan sumamente aburrido. Digamos que a ella, como a tantos otros artistas competentes y entregados, incluso talentosos, le hubiera cabido entrar en el mercado del pop en los 70 o los 80, por entonces más permeable a artistas con personalidad y discurso propio, pero en estos días, desde hace unos 25 años en concreto, esa clase de artistas han tenido que acomodarse en el universo paralelo del mercado indie para desarrollar su carrera, para consternación de viejos seguidores de la música, como yo, que creían que dentro del marchamo "alternativo" sólo cabían artistas arriesgados, exploradores, osados, que te sacudan tus convicciones...

ANNIE CLARK (ST. VINCENT). fuente: http://www.brooklynvegan.com/archives/2014/08/st_vincent_fill.html

St. Vincent logró el año pasado gran repercusión en el mercado indie. Hoy por hoy es una de sus artistas más reconocidas. Con su álbum de 2014, titulado "St. Vincent" logró un muy meritorio puesto 12 en la lista de álbumes genérica del Billboard (21 en la inglesa, aunque estuvo en dicha lista durante cuatro semanas), lo cual constituye su mayor hito comercial hasta la fecha. Temas como "Huey Newton" la muestran cercana al soul, pero ni siquiera contemporáneo: tiene sonido como de soul de principios de los 90 a la inglesa, como podían sonar The Chimes, que enriquece con capas de sintetizadores y crescendos emotivos.  A media canción se mete en terrenos roquistas y entonces empieza a jugar con su voz. El resultado es barroco, no demasiado lejano a los Goldfrapp de principios de los 2000, pero melódicamente no engancha demasiado. En cuanto a la letra, parece hablar de obsesiones a través de internet, de pornografía online, de gente que escabulle su personalidad en la red para convertirse en depredadores anónimos de las debilidades ajenas... En cambio, el tema en directo tiene una gran contundencia, favorecida porque a ella se la oye cantar sin filtros: tiene una gran voz, y la fase roquera es más roquera, también sin manipulación en el sonido (ver aquí).

*La segunda canción del álbum es "Just a little boy (for Chester Burnett)", blues tenso, granuloso, que repta como la mejor PJ Harvey, los mejores Birthday Party, pero también como, de nuevo, los Depeche Mode de "Songs of faith and devotion", y recuerda al Ted Nugent que a su vez influyó el "Bullet the blue sky" de U2, y cuya línea de bajo también trae en mientes al "Bulls on parade" de Rage Against the Machine. Estas referencias más pop quedan convenientemente pasadas por la picadora a base de voces guturales, gritos y mandobles sonoros de incierto origen. En lastfm apuntan como influencia a otro artista que no conozco, Foetus. En http://genius.com/Swans-just-a-little-boy-for-chester-burnett-lyrics, excelente página de letras, un contribuyente nos ilumina informándonos de que Chester Burnett es Howlin' Wolf, quizá el origen de todo ese blues paranoico servido por tantos artistas que me gustan y que enumero al principio.

HOWLIN WOLF en vivo en Silvios (Chicago). fuente: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRDObCIRJxgRL0hcuIOKjaYs3te5EUQROcv91KKC2ocdFfaiUDpijvaHlkQgOtwRZU27_borplDGjFjzcF_5FYNqGwRXY8jYbWockw8iW-lR3MQFg02vKIUvnv36cGtLfXp8VFWV2Ce7M/s1600/Wolf+playing+Silvios+Chicago.jpg

Para financiar la grabación de "To be kind" Gira y los suyos sacaron un disco en edición limitada a 2.000 copias en 2013, que contenía como una especie de muestrario de lo que pensaban desarrollar en el álbum: versiones en directo de nuevas canciones y maquetas, ofrecidas al comprador potencial como cuando una empresa envía muestras a un cliente potencial para que se decida a cerrar un pedido. Ese álbum se tituló "Not here / Not now".

Contenía una versión preliminar de "Just a little boy" que en verdad poco tiene que ver con la que luego aparecería en "To be kind". Suenan campanas al principio y, poco después, una especie de flauta hindú. Los efluvios orientales y góticos que aporta esta instrumentación se funden paulatinamente con una línea de bajo bluesy, que es de lo poco que perdura en la versión canónica del tema, y una contundente percusión. La voz, desgarrada, brutal, es la guinda de un estofado humeante de blues entremezclado con world music que remite algo al Tom Waits más salvaje, y que muestra que la sensualidad puede venir revestida de la más insólita violencia. Me quedo con esta versión de "Just a little boy": toda una experiencia. Como dice alguien del público al final del tema, en castellano: "¡La madre que te parió!".

Se abría "Not here / Not now" con una versión de, precisamente, "To be kind". Se trata de una larga letanía atonal con apuntes de sintetizadores analógicos y una guitarra zumbante. Trae a la mente la Velvet más experimental, los Sonic Youth primitivos y, en algún pasaje casi psicodélico, incluso a los Doors. Pura combustión eléctrica, rock en estado de salvajismo alucinatorio. Por la letra de la canción deduzco que la estructura calma en un principio y, en su segunda parte, pura borrachera eléctrica, describe una relación sexual, una relación sexual que por las pistas contenidas en dicha letra remite a algo más que sexo, remite a un intercambio afectivo pleno, entre los amantes y también con el medio, con el campo calmoso que rodea su hogar.

SWANS en 1986. foto: Arno Declair. fuente: http://swans.pair.com/GALLERY/1982-1987/82_15.html

Contenía una versión de un tema de 1986, "Coward", aparecido en su LP "Holy money": blues en los huesos, tan emparentado con el "Manish boy" de Muddy Waters, como con los Birthday Party o los Sonic Youth de la época. Esta canción muestra cómo los Swans fueron de esos artistas que mantuvieron o recrearon el fuego telúrico en la música estadounidense durante los 80 para que PJ Harvey lo devolviera a la vida durante los 90.

Esto también va por la versión borrador de "She loves us!", que empieza con una borrachera de disonancias, suerte de combinación de música atonal con, de nuevo, world music, con esos como cuernos, o, quizá trompetas gigantes tibetanas, que repiten obstinados una única nota, para, en un segundo movimiento, recrear con voces guturales que no desentonarían en un disco de death metal el "Gloria" de Them o a los mismos Doors, en un nuevo festín de gore erótico que, de nuevo, quita el aliento.

"Oxygen", también versión previa a la de "To be kind" les muestra en su faceta más post-punk o, directamente, no wave: ritmo sincopado, heredero del funk, que, por mor de su carácter repetitivo y su contundencia se transforma en un taladrante ejercicio de rock industrial. Más que para bailar el tema sirve para un akelarre, para conjurar espíritus del inframundo.

El quinto tema de "Not here / Not now" es un mamotreto de 44 minutos y pico, conformado por la fusión de "The seer", tema que daba título al LP de 2012 de Swans y "Bring the sun / Toussain l'Ouverture", el tema cumbre de "To be kind". Empieza conjurando la hipnosis del oyente, con sonidos repetitivos, un rumor de fondo hecho con sintetizadores evocador y misterioso, y el protagonismo de un instrumento característico de la música de Hungría, el dulcémele, que tocan dos de los miembros de Swans, THOR HARRIS y PHIL PULEO. El sonido, de incierta ubicación geográfica, nos arrastra por un mundo extraño, inhóspito. Es como una destilación del sentimiento de desarraigo, que, como ocurre siempre con Swans, en lugar de intensificar esa mala vibración lo que hace es pinchar en ella hasta que se produce la catarsis y la liberación. El tema se va despeñando, paulatinamente, en un interminable crescendo, hacia el noise-rock, en oleadas de electricidad no muy lejanas del sonido de Sonic Youth. Después, llega la calma tensa, con nuevas escaladas eléctricas, en este caso deudoras del precedente inmediato de Sonic Youth, Glenn Branca. La electricidad brutal acaba transformándose en música industrial, en lo que debe ser estar en el corazón de unos altos hornos sin protección acústica.

*******

Volviendo a "To be kind", el LP de 2014, la tercera canción del lote es "A little god in my hands". Es de lo más audible del LP. Tiene un ritmo tranquilo, una instrumentación casi parca, que deja huecos para respirar, y destaca especialmente por los coros femeninos. El final de la canción nos tiene reservado la habitual inclmencia de Swans: como trescientos instrumentos de viento suenan al unísono, y no muy afinados, con una única nota. Pero incluso en una canción casi "normal" como esta los Swans se muestran en total divergencia con el mundo musical actual, y, en especial, con la escena indie. Frente a la pacatería y la falta de imaginación en este ámbito Gira y los suyos ofrecen infinitas ideas, toman riesgos cada segundo, crean arreglos insólitos, usan instrumentos que nadie suele usar y tratan de crear contrastes que a nadie se les había ocurrido antes. A muchos se les debería caer la cara de vergüenza al escuchar esto, tanto a músicos como a críticos.

El cuarto tema de "To be kind" es sin duda el mejor del disco y una de las obras cumbre del rock de vanguardia o del rock en general. Se titula "Bring the sun / Toussait l'Ouvertoure", dura 34 minutos, y está dedicado a Toussaint Louverture,  revolucionario que en el siglo XVIII, creyéndose los ideales de libertad promulgados desde la metrópoli trató de impulsar la independencia en Haití. La idea le valió la deportación a Francia, donde murió en 1803.

TOUSSAIN LOUVERTURE (fuente: wikipedia)
El tema sigue la estirpe de "Diamond ring", esa estupenda canción de Sonic Youth aparecida en el LP "Washing machine" (1995). Se trata, pues, de una especie de suite con diversas fases, unas ruidistas, otras más ambientales, salpicadas con frases y palabras en francés y castellano. Estas palabras y un ritmo constante, repetitivo, muy krautrock, son lo único discernible en una cacofonía de sonidos que, a pesar de todo, van marcando un camino, van acumulando una tensión, que estalla en los minutos finales del tema. Si uno logra sobrevivir a la lluvia de fuego que sale de los altavoes de su equipo se queda como si hubiera concluido una larguísima travesía, cansado pero limpio, por dentro y por fuera. Se podría concluir, de acuerdo con ese fuerte carácter de catarsis de la canción, que para Gira y los suyos las penas de Louverture sí que sirivieron para algo: su sacrificio, su ejemplo, han contribuido a que mejoren las cosas para todos, globalmente, en un largo camino hacia la liberación humana que, eso sí, dista mucho de haber concluido.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada