A la altura de 1963 no se puede decir que Stevenson fuera un compositor y productor decisivo en la ascensión al éxito del sello Motown. Había ayudado a crear la banda de la casa, los Funk Brothers, formaba parte orgánica del sello, podía decidir si un artista fichaba en la compañía... Es cierto que había participado en la escritura de algunos temas de éxito y que su impronta sonora en el álbum de Marvin Gaye de 1962, titulado "That stubborn kind of fellow", mostraba un potencial evidente en los aspectos de escritura, producción y arreglos, pero Gordy le seguía necesitando para poner las bases de su futuro imperio.
Por otro lado el menosprecio de Stevenson hacia Martha Reeves no le debía haber pasado por alto a Gordy, quien descubrió las habilidades de Martha and the Vandellas en una demo grabada en una sesión a la que faltó la cantante que debía haber puesto ahí su voz (que no era otra que Mary Wells, de la que hablamos en este blog también) y fue quien ofreció un contrato al grupo. "Heatwave", escrito por Holland-Dozier-Holland, su tercer single, fue un éxito descomunal en 1963, número uno en la lista de R&B. En la autobiografía de Stevenson, Motown's first A&R man presents The A&R man (2015), dedica nuestro hombre palabras poco amables a Martha Reeves, calificándola poco menos que de histérica que se pasaba la vida detrás de él pidiéndole una oportunidad de grabar alguna canción. Debió de resultarle realmente desagradable que esa artista a la que ninguneaba se convirtiera en una de las grandes estrellas del sello delante de sus narices.
En 1963 Holland-Dozier-Holland trabajaban ya a pleno rendimiento para la compañía de Berry Gordy, y sus canciones visitaban regularmente las listas de éxitos, con altas posiciones como la obtenida por el mencionado "Heatwave", un número dos en la lista R&B para las emergentes Supremes, y dos números tres para, respectivamente, Marvin Gaye y los Miracles de Smokey Robinson. Después del éxito de "Pride and joy" de Marvin Gaye, escrita y producida por Mickey Stevenson, lo lógico, como cuentan en https://motownjunkies.co.uk/2011/03/15/339/ es que Stevenson repitiera como proveedor del siguiente single de Gaye, pero Gordy prefirió que ese honor recayera en Holland-Dozier-Holland, cuyo "Can I get a witness", como decía más arriba, fue número tres en la lista de singles de música soul. La canción que Stevenson le había preparado, "I'm crazy 'bout my baby", fue cara B y obtuvo alguna radiodifusión por derecho en las costas Este y Oeste, que ayudaron a que alcanzara un modesto puesto 77 en la lista de singles de música negra.
Así pues Gordy, con su lógica empresarial decidió apartar a Stevenson de tareas musicales (cosa que debió doler a su lugarteniente pero que no se deja traslucir en su autobiografía) y le encomendó cometidos como sobornar a los responsables del sindicato de músicos para subsanar un tecnicismo que, al parecer impedía a la Motown comercializar su música (lo cuenta con detalles escabrosos en su autobiografía) o pastorear a los jovencísimos artistas de la compañía en sus primeras giras nacionales (lidiando con el público, los promotores y las autoridades de cada una de las ciudades por las que pasaban). Esta situación se revirtió en 1964, cuando Stevenson demuestra el tesoro de su experiencia de largos años en el mundo del rhythm & blues con un trío de hits asombroso: "Dancing in the street" la co-escribió él, así como los exitosos duetos de Marvin Gaye con Mary Wells "Once upon a time" y "What's the matter with you, baby". Pero el pique con el trío Holland-Dozier-Holland estaba ahí: ellos le ganaron la mano también ese año con nada menos que dos números uno en la lista pop con las Supremes: "Baby love" y "Come see about me".
Aquello no podía acabar bien: en 1967 Stevenson se vio en la calle finalmente, al ser apartado de su condición de A&R en jefe en favor de Eddie Holland. Los números le daban la razón a este último. Stevenson dedica unas líneas escalofriantes a la profunda decepción que sufrió cuando supo de la boca de su adorado jefe lo que éste había decidido. O lo que ocurre cuando alguien piensa que la empresa que le paga las facturas es su vida, su fuente de amor propio, su auténtica familia y ésta, de forma imprevista, le trata como a un número, y ejecuta su destitución. A día de hoy, más de 50 años más tarde, aún se nota el dolor en las palabras de Stevenson.
Fotograma de Marvin Gaye cantando "Can I get a witness", en vídeo subido a Youtube por nessam72. |
Pero no adelantemos acontecimientos. Digamos que ya en 1963 ya había motivos para la inquietud para Stevenson, incluso para él, esa mano derecha implacable que controlaba los destinos de tantos músicos en nómina de la Motown.
Si hablamos de la música, su "I'm crazy 'bout my baby" es tan incendiario como "Pride and joy", muy enraizada en la tradición rhythm & blues, pero convenientemente actualizada con una banda que suena clara, contundente, límpida, sin que los instrumentos se pisen unos a otros, y con el sonido de la batería llevado al primer plano. Era el camino que no había que seguir, probablemente, para conquistar el mercado pop, pero que se sumaba a la contemporánea corriente del rhythm & blues más rock que soul, en la senda de Isley Brothers, Ike & Tina Turner, Don Covay, un rhythm & blues que acabaría desembocando en la contundencia, la fiereza de Jimi Hendrix o los Parliament años más tarde. Era, pues, una opción tan válida y actual como el soul-pop por el que apostaban Holland-Dozier-Holland, y que, de hecho, impregnó muchos de los singles de Motown de los años posteriores, de The Miracles a Edwin Starr, los Four Tops, los Temptations... En los comentarios a la canción subida a youtube se preguntan varios aficionados porqué este tema no se conoce apenas. Eso digo yo.
Claro que lo mismo se puede decir de la cara A, el "Can I get a witness" escrito y producido por Holland-Dozier-Holland. Marvin Gaye ya había encontrado su camino, su voz. Ya sabía que había que rugir, cabalgar sobre el ritmo, dejarse llevar... No es una canción pop: es un trance elaborado con apenas unas notas que se repiten obstinadamente y al que, a intervalos regulares se suman los coros de las Supremes (destaca la voz poderosa de Florence Ballard) y de los propios productores, con un aire como muy gospel, de llamada y respuesta, y unos metales que elevan hacia lo alto la emoción. No hay detalles instrumentales de lucimiento, sólo repetición, tensión que estalla en el (supuesto) estribillo, conducida por el piano de Earl Van Dyke y el tenso contrabajo de James Jamerson.
Este single, que no salió en ningún elepé de la época (sólo en recopilatorios), era como un resumen, un frasco de esencias concentradas de los logros, de los avances de "Stubborn kind of fellow". Holland-Dozier-Holland recogían el testigo que les tendía Stevenson y doblaban la apuesta. Y aunque alcanzó el puesto tres en la lista de música negra no tuvo relevancia en la lista de pop. No era pop, como decía. y aunque no trascendió en su momento sí que logró dejar una muesca, una vez más, en la escena Northern Soul años más tarde.
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