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dilluns, 7 d’agost del 2017

Músicas del barrio en España. Parte III: la música mákina y los bakalas

Viene de Bakalao: entra en escena la coolway y el EBM a través de Chocolate.

El fenómeno de la Ruta del Bakalao vivía su momento álgido en 1990 y empezaba a ser conocido fuera de su foco original, Valencia, y de las diferentes subsedes que empezaron a florecer en el resto de España. Ya he hablado de nuestra ruta particular en la Vega Baja alicantina y el Baix Vinalopó.

En algún momento pasó de ser un fenómeno de macrodiscotecas emplazadas en andurriales, muy lejos de la civilización, en medio de la huerta, que vio, en las curvas de las carreteras que las cruzaban y en sus bancales los últimos momentos de vida de no pocos chicos y chicas muertos en accidentes de coche yendo y sobre todo viniendo del antro en cuestión, a convertirse en una escena de barrio, en zonas anejas a las grandes ciudades, en polígonos industriales en los que el exceso de naves industriales sin ocupación se canalizó hacia esta nueva forma de ocio.

Entiendo que en las ciudades a principios de los 90 las quejas vecinales estaban empezando a vaciar las antaño populosas zonas de ocio tradicionales, las zonas de pubs de los cascos antiguos. Los empresarios del ramo encontraron su alivio en los polígonos. Y como lo que privaba en la época era el sonido mákina esas discotecas copiaron en mayor o menor medida la estética y el sonido de las discotecas valencianas. De ahí supongo que vendría lo de poligonero, el cliente de esa clase de discotecas.

CHIMO BAYO en una actuación en EL TEMPLO (fuente. http://valenciaplaza.com/chimo-bayo-asi-me-gusta-a-mi-ruta)
El poligonero o bakala se perfiló en el inconsciente colectivo conforme los jóvenes de cierto poder adquisitivo que nutrieron la ruta del bakalao original se fueron haciendo mayores, y conforme el fenómeno estuvo en boca de todos para ser denigrado sin descanso, hasta que éste quedó reducido a una etiqueta musical denostada, asociada básicamente a jóvenes de barriada obrera. El tema "Mi novio es bakala" de Meteosat, editado en 2000, da fe de hasta qué punto era popular la nueva escena en ese momento. Definitivamente, después del "Así me gusta a mí" de Chimo Bayo, que en 1991 certificara el cenit de la Ruta del Bakalao original, su variante de barrio, la escena bakala poligonera, alcanzó su cenit de popularidad cuando Fangoria copió con suma clase su sonido y la homenajeó de corazón en su exitazo de 2001 "No sé qué me das".

En el camino que va de los grupos de techno industrial de principios de los 80 hasta el "Here I am" de Luna, ya en 2003, se da una evolución de la música de baile en la que de ser la ruta del bakalao catalizadora de músicas de baile que no se bailaban prácticamente en ningún otro lugar a cultivar su sucesora, la escena poligonera bakala, un monogénero: el progressive techno, con sus subidones, con sus teclados de filiación darkwave, con sus voces femeninas, aunque en las discotecas que se pretendían de más pura raigambre makinera también sonaba un minimal techno atronador. En todo momento muchas de estas discotecas estuvieron vinculadas de una u otra forma con el techno "respetable", que vivió una época de hegemonía global como sonido de discoteca en los años 90, con sesiones de pinchadiscos en los que estas músicas, a las que sí se les hacía caso en revistas selectas como Rockdelux, sonaban de cuando en cuando.

La variante más comercial de la música mákina, el progressive techno, se producía básicamente en Holanda, en Italia y también en España, por una cantidad de artistas y una serie de sellos de lo más oscuro. A día de hoy todo el fenómeno está envuelto en una nebulosa de anonimato. Nadie se ha preocupado de reivindicar a esos músicos, a esa música y a esa escena. Los únicos coletazos del fenómeno bakala los tenemos en un personaje fijo hará 10 años en el programa de Buenafuente, El Neng de Castefa, interpretado por Edu Soto, en el que parodiaba a los maquineros de Castelldefels (Barcelona).

Entiendo que la irrupción del reggeatón fue barriendo del mapa los últimos vestigios del fenómeno bakala.

El primero de los músicos españoles que decidió crear canciones acordes con lo que sonaba en las discotecas de la Ruta del Bakalao fue CHIMO BAYO. A pesar de que hoy se le considera un personaje de chiste, y el libro que publicó hace poco sobre sus vivencias No iba a salir pero me lie, escrito al alimón con la periodista Emma Zafón no fue tomado en serio por nadie, el hecho es que con su "Así me gusta a mí", de 1991, llegó al número uno en España, y eso que hablaba abiertamente de drogas, y consiguió sonar en otros países, hasta el punto de coronar las listas de éxitos en Japón y en Israel, un hito que no creo que tenga parangón en nuestros anales musicales.

Este tema recogía, convenientemente pasado por un filtro house, la EBM y el rock industrial, es decir, las músicas que Chimo Bayo se hartó de pinchar durante los 10 años anteriores en las discotecas Arsenal de Oliva y El Templo, de Cullera. Sin dejar de sonar a los grupos que le gustaban, sin dejar de ser oscura y amenazante, lo cierto es que era básicamente una canción pop, y tremendamente infecciosa gracias a su estribillo ultrafamosísimo, y a su enigmática letra (para quien no estuviera al tanto de las alusiones narcóticas), así como a su onomatopéyica intro. Reconozco que me parece un temazo, que no dudaba en pincharme una y otra vez y en bailarla y cantarla en mi habitación. Está claro que Chimo Bayo, y el autor de la música, Germán Bou, llegaron a esa destilación espléndida de pop y música de baile no por casualidad: ya digo que Bayo era uno de los más bregados pinchadiscos de la noche valenciana.

Portada de "Ráyate", de Chimo Bayo, editada en 1987.
De nombre completo Joaquín Isidoro Bayo Gómez, nació en Valencia en 1961. Pasó una parte de su niñez en el pueblo paterno, Rubielos de Mora, en Teruel. Luego se estableció la familia en Valencia. En su juventud fue piloto de motocross pero una lesión en la espalda truncó su carrera deportiva. Cuenta en una entrevista en El País (enero 2017) que cuando iba al instituto robó junto a sus amigos un equipo de música, dos altavoces y varios discos (interpelado por la periodista Almudena Ávalos acerca de las ilegalidades, léase consumo masivo de drogas, que pudo cometer en su juventud). Cuenta también en dicha entrevista que él venía de un hogar estructurado, en el que las reglas estaban claras. No empezó a salir hasta que tuvo 20 años, o sea, en 1981.

Después empezó a trabajar como DJ. En 1987 salió un primer álbum con muestras de su trabajo como pinchadiscos, hecho al alimón con ÁNGEL PATIÑO, y producido por MIGUEL DEGA y RICARDO GÓMEZ. Llevaba el poco sutil título de "Ráyate".

El contenido es auténtica ambrosía sonora en cuanto a los sonidos más representativos que podían sonar en la época en las discotecas valencianas: "American Soviets” de CCCP, “Kaw Liga” de The Residents, “Rigor Mortis”, “On Command” y “Fresh” de A Split Second, “Do the Boogalo” de Ledernaken, “Didnt have a nice time” de The Tempest, “Defcon” de Impakt y “Dead Eyes Opened” de Severed Heads. En la crítica que le hacen en lafonoteca.net afirman estas cosas: "conforman una cuidada selección en la que los DJs, ejerciendo su trabajo en su máxima expresión, adornan con multitud de efectos las mezclas, tales como scratches y sampleados".

Estos temas vienen servidos en tres remezclas: "Sintonizamos “Baile Mix”, la primera pista, y al son de sóviets americanos, nos introducimos repentinamente en una compleja cadena de montaje cuyos engranajes, bien engrasados, no paran de girar y girar. Tan sólo “Didn't have a nice time”, irrumpe alegremente anunciando el descanso merecido. El punto culmen, es sin duda “Fresh”." La base del "Billy Jean" de Michael Jackson puede ser oída durante unos tres minutos en esta remezcla.

 "Taladro Mix”, aún más machacona si cabe, nos sumerge en un viaje por las galerías más recónditas de nuestro cerebro, donde la peligrosidad del trabajo se compensa con la duración del mismo. Siendo la más corta, se requiere mayor precisión en la empresa, lográndose pese a ello, una buena filigrana." 

""Pedazo drums", la más étnica, oscura como un mal sueño regurgitante, comienza con la reina muerta de los Smiths siendo enterrada en África, y continúa con un clon de Nick Cave recitando versos endemoniados. Mientras, cae la luz, hasta hacerse oscurísimo, e, irónicamente, The Tempest vuelven a dar luz al ocaso de este viaje de tan pesada digestión." (artículo de Raúl Alonso).

Chimo Bayo y Ángel Patiño muestran aquí un buen gusto y unos conocimientos musicales envidiables y habilidades sólo al alcance de unos pocos en aquel momento en España. Así pues aún se entiende menos el menosprecio absoluto, continuado, a la figura del valenciano. Este disco de canciones oscurísimas logró ventas sorprendentes: 20.000 copias despachó el sello RAYA, propiedad del mismo Chimo, y subdivisión de MAX MUSIC, sello especializado en música de baile.

Si echamos un vistazo al listado de canciones podemos entender esa mezcla de sentimiento y ritmo marcial del "Así me gusta a mí" y de otros clásicos tempranos del bakalao "made in Spain": en las discotecas valencianas convivían en buena armonía canciones de rock industrial con otras puramente pop. En el caso de esta selección la "Didn't have a nice time" de The Tempest es pura melodía y alegría casi C86.

Desde 1987 hasta 1991, año en que aparece "Así me gusta a mí" Chimo Bayo se dedicó a pinchar sin descanso. En su canal de youtube hay muestras de alguna sesión suya de esta época anterior a la salida de su single, en la que el buen gusto y la contundencia siguen presentes, incólumes.

En una entrevista que le hacen en El País en enero de 2017 afirma: "Se juntaban rockeros, tecneros, punkies y gente con traje. Venían de toda España a bailar una música que no sonaba en ningún otro sitio. Yo pinchaba grupos que no se escuchaban ni en sus países de origen”."

Respecto al estigma que acabó echando tanta mierda encima a esta movida ejemplar, sorprendente en un país como era la España de entonces y en una zona tan alejada de las esferas de poder y de la modernidad como Valencia comenta lo siguiente: " “Lo hicieron los medios de comunicación, despectivamente. Nosotros poníamos electrónica con mucha clase. Cuando decíamos que era un tema con bacalao era porque lo petaba. Pero cuando salió en la tele estigmatizado se quedó así para siempre”, cuenta apenado. “Esto era un movimiento hedonista. La gente curraba durante la semana y el finde venía a pegarse la fiesta que le diera la gana sin hacer daño a nadie”."

"Chimo defiende el carácter lúdico de ese movimiento incidiendo en que nunca ocurrió nada grave.

>>“He parado peleas desde el escenario diciendo que o lo dejaban o quitaba la música. Nunca hizo falta que viniera la policía. Veníamos de una educación clásica, de familias completas. Luego llegaron los divorcios con los niños mandando más que sus progenitores. He tenido la suerte de haber recibido una educación clásica."

Entendamos que quien se podía permitir hacer la Ruta del Bakalao, 35.000 personas cada fin de semana según Chimo, tenía que tener un coche y un sueldo. No cabían ahí los adolescentes. Ni, como decía yo en mi primer post sobre el tema , los estudiantes universitarios, que no contaban con tantos ingresos como para permitirse algo así con regularidad. Se trataba de jóvenes de clase trabajadora, en una época en la que aún había contratos fijos.

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Tengo mucha curiosidad por saber quiénes eran los autores de esas canciones que sonaban en las discotecas, las radios comerciales convencionales y los radiocassettes de todos los jóvenes valencianos a finales de los 80. Ya que en aquella época esa música era anónima, en cassettes grabadas en sesiones, en cassettes copiadas de cassettes, en programas radiofónicos en los que los locutores enunciaban a la velocidad del rayo los nombres de los grupos, y a lo más a lo que llegabas es a escuchar: "Esto es lo último en música de importación", y, para aquellas que sí que sonaban con regularidad no había rostros, pues esos grupos nunca salieron ni en "Tocata" ni en "La bola de cristal", y dado que ahora disponemos de Internet para ayudarnos a arrojar algo de luz sobre la cuestión podemos coger alguna que otra de estas canciones y profundizar algo en ellas. 

Portada del maxi "American-Soviets" de CCCP,
editado en 1986
1986 - CCCCP: "American soviet". Esta canción tiene 500.000 visualizaciones en youtube y no se debe solo a los nostálgicos de la ruta. Efectivamente tuvo alguna repercusión en su momento. De hecho se escuchó bastante en EE.UU., y alcanzó el puesto 26 en la lista de baile del Billboard en 1987, y también anduvo por los puestos bajos de la lista alemana, su país de origen, y en las listas de éxitos de otros países europeos.

La figura central de este grupo era Rasputin Stoy, pseudónimo de Rai Streubel. Esta canción fue su primer single. En Alemania tuvo una limitada difusión en discotecas "alternativas", como las llaman en la ficha del grupo en Allmusic. A EE.UU. también llegó por circuitos alternativos. Los disc jockeys la ponían en salas donde se pinchaba, dicen en esa ficha, post-punk, salas, como esas alternativas de Alemania, o esas otras de alguno que otro país europeo y también las valencianas en las que efectivamente se pinchaba una música que no sonaba en ninguna otra parte. 
CCCP (fuente: discogs.com)

La música de este grupo era una versión ralentizada, con un ritmo marcial, mecánico, machacón a más no poder del sonido EBM del Benelux. Alguien en los comentarios a la canción en youtube apunta a que es un tema electro. Es de todo lo anterior un poco, más bien.

Aunque podría pensarse que los alemanes copiaban a sus vecinos occidentales ya tenía el país teutón una respetable tradición de música electrónica e industrial: estaba el krautrock y sus múltiples variantes en los 70, estaban Deutsch Amerikanische Freundschaft - DAF, con su electro punk, que llevaban sacando discos desde 1979, tambien Einstürzende Neubauten, y Berlin Express, cuyo "The Russians are coming" de 1983 aparece sampleado en una de las pistas de "Ráyate". 

Simultáneamente a sacar la cara humana detrás de estas músicas sin rostro podríamos extraer un panorama de salas donde se pinchaban estas canciones, y así nos hacemos una idea. Se me ha ocurrido esta idea al ver los comentarios de las canciones en youtube. La gente da espontánemante mucha información. Y resulta que prácticamente todos los comentarios de esta canción son de EE.UU., y casi todos los recuerdos provienen de The City Nightclub en Portland, de Numbers en Houston y del Starck Club en Dallas:

Fotos del City Nightclub de Portland (fuente: http://www.wweek.com/portland/article-22975-in-the-city.html)
El City Nightclub de Portland (EE.UU:). Era un centro neurálgico de la cultura drag, gay y del baile en su ciudad. Estuvo abierto desde principios de los 80 hasta mediados de los 90. Contaba con dos pistas: la principal y la Hollyrock, que era donde pinchaban esta canción.

Concierto de David Bowie en Numbers, Houston (EE.UU.)
Numbers en Houston (EE.UU.): Sala de conciertos que lleva funcionando desde hace décadas. También tiene una pista de baile. Allí pinchaban esta canción. Según http://www.clickitticket.com es una de las 50 mejores salas de conciertos de pequeño tamaño de los EE.UU.

Por ejemplo, esta foto es de cuando actuó David Bowie:

En los 80 se pinchaba música gótica e industrial. Según leo en críticas en Internet no ha cambiado un ápice desde esa época. Se pincha la misma música, todo sigue igual. Y está sucio.

En su buena época era "un lugar con variedad de gente, mucho público femenino," Otros lo recuedan como un lugar algo chungo: no era el lugar más indicado para un yuppie. Ahí va otro: "Recuerdo los apestosos sillones que había escaleras arriba y la gente metiéndose rayas en el aseo... Qué buenos tiempos (risas)".

NRG (1986), Xcess (1987) y Richmond 6400 (1988) fueron los tres clubes punteros de Houston en cada uno de los años entre paréntesis. Todos ponían esta canción. Y algún otro, como AM, Power Tools, Lizard Lounge, Some, Red Square, Tower Theatre, Stereo Live, Bayou Mama's... Realmente la escena gótica en la ciudad debía ser muy importante.

Una fan estadounidense media de esta canción en los 80: "Maquillaje de ojos a lo Siouxsie Sioux, peinado bob con el pelo teñido de negro y las puntas blancas, ropa mezcla de bolsas de basura y guardarropa de cabaretera y botas con hebilla con forma de cráneo de John Fluevog" (el tal John Fluevog era un diseñador de calzado que vendió sus botas, inspiradas en la estética de las de Dr. Martens, en los EE.UU. a finales de los 80).

Descripción del Red Square: "Recuerdo la primera vez que vi este sitio. Tenía 13 años e íbamos en coche mis amigos y yo por Houston, y nos topamos con él. Era brutalmente grande: dos pistas de baile gemelas, se levantaba como una torre enorme delante de nosotros. Nos quedamos lelos." El Red Square era un club gay, cercano al centro de Houston.

Starck Club, en Dallas (fuente: https://www.dmagazine.com/)
Y junto a discotecas gays y antros góticos también cabían antros para supermodernos: el STARCK CLUB, de Dallas, que abría sus puertas en 1984, replicaba el esnobismo de la era neoromantics británica, pues establecía filtros en la puerta en función del aspecto de la gente. Les interesaba que lucieran como en la foto de al lado.

Junto a estos looks pijos este club se hizo famoso por introducir el consumo del éxtasis por aquellos lares texanos. Hay una bonita descripción del carácter de este lugar en un artículo de dmagazine.com: "representaba un momento en el que la música, el baile y las drogas (para cuyo consumo existía en la ciudad un alto grado de tolerancia, dicen en el artículo, heredero de la cultura de la libertad de los 70) encontraron un mínimo común denominador entre las segregadas subcomunidades de la ciudad, por el que los ricos y los que no lo eran, blancos y negros, homosexuales y heteros se fundían en una sala de inspiración Bauhaus". Por entonces, recuerda un comentarista, el éxtasis era legal en EE.UU. Y en España aún se critica duramente el estrecho vínculo de la Ruta del Bacalao con el éxtasis. Si supieran que en EE.UU. era legal...

Más locales en Dallas: THE RED JACKET.

CLUB LA VELA en Panama City Beach, Florida (EE.UU.). Este club es un macrocentro del ocio relacionado con la música. Hay salas de baile para todos los estilos de música, hay salas de conciertos... Se vanagloria de ser el club de ocio más grande de EE.UU.

SOUND FACTORY en San Francisco (EE.UU.).

COWBOYS en Los Ángeles (EE.UU.).

BEACH BLVD. SKATE ARENA, en Jacksonville, Florida (EE.UU.).

CLUB BROADWAY en Seattle (EE.UU.): "Era un local para menores. No duraban estos locales abiertos más de seis meses, pues en poco tiempo circulaban grandes cantidades de droga en todos ellos". Otros clubes en Seattle: CITY BEAT y THE MONASTERY, ambos en el centro. También era para menores y cerraron antes que el Broadway.

THE LIMELIGHT en Atlanta, Georgia (EE.UU.).

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